4 de agosto de 2025

No cerramos en agosto

No cerramos en agosto
de Eduard Palomares.

Sí, así es, aquí somos tan mezquinos que cogemos un libro de la biblioteca sólo para hacer un metacomentario humorístico en el blog (sin ninguna gracia). En lugar de acercarnos a él para saborear sus mieles, lo utilizamos como arma cómica, con tan poca humildad que creemos que a alguien le importa que esta bitácora literaria siga compartiendo sus banalidades en agosto. Y además, siendo este un blog de un único autor, nos expresamos en plural por mero capricho retórico, como continuación del número que propone el título y como técnica de persuasión convencida de que el nosotros y las multitudes conectan a un nivel superior y atrapan a una mayor audiencia (suponiendo que esta exista). Aunque esto último resulta contradictorio, pues este espacio literario intenta mantener cierta pureza, guardando el corazón en el lugar adecuado, alejándose de los aspectos mercantiles y el bullicio de las redes sociales, y nunca utilizaría técnicas persuasivas o un título que se asocie a un eslogan puramente comercial que anuncie intenciones transaccionales en temporada de asueto para atraer lectores. 
Lo que es evidente es que podríamos haber lanzado todo este jueguito metacrítico sin abrir el libro, pero lo abrimos, aunque sólo duramos unas 50 páginas debido al tono extremadamente infantil (sin ingenio ni peso intelectual) y a la sobrepoblación de descripciones insípidas que nos llegaron a través de una prosa meramente funcional.