27 de octubre de 2022

King Kong vs Kate Moss

Teoría King Kong
de Virginie Despentes.

"Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las malfolladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica"... Ya desde el primer capítulo Despentes establece un tono atrevido, provocativo y juguetón, afirmando que esto está escrito para las mujeres que viven en la sombra por no ser lo que los hombres quieren que sean, y ella se incluye en el grupo.

No obstante, esto no es un tratado feminista al uso, ya que Despentes es la primera en alegar que el feminismo es una manera de controlar tanto a la mujer como al hombre. Ella aboga por un cambio radical: "si no avanzamos hacia ese lugar desconocido que es la revolución de los géneros, sabemos exactamente hacia dónde regresamos. Un Estado omnipotente que nos infantiliza, que interviene en todas nuestras decisiones, por nuestro propio bien".

Despentes tiene infinidad de opiniones controvertidas, pero muchas de ellas dan en el clavo, como cuando critica la percepción simplista e hipócrita que hay sobre la violación y la prostitución (hablando con conocimiento de causa). Dice que muchas mujeres son putas camufladas, que se acuestan con hombres viejos o feos porque les mantienen o les gusta su poder. Defiende que la prostitución debería ser legal, para que se establezca una relación clara y sana entre mujer y hombre. Si es ilegal es con el fin de mantener intactas ciertas convenciones sociales relacionadas con la mujer tradicional y la familia. "Aún no veo bien la diferencia entre la prostitución y el trabajo asalariado legal, entre la prostitución y la seducción femenina, entre el sexo pagado y el sexo interesado".

En definitiva, 
Teoría King Kong es un ensayo polémico pero mayormente acertado en el que las ideas surgen de muy adentro y eso se palpa en el texto. La autora hace gala de una claridad y una intensidad que a uno le dan ganas de que la reseña esté únicamente compuesta de citas.

22 de octubre de 2022

50 sombras de Dick

Amo a Dick
de Chris Kraus.
 
Autoficción en la que Chris Kraus y su marido Sylvère Lotringer (ambos de carne y hueso) se obsesionan con la figura de Dick Hebdige (crítico cultural también de carne y hueso) y le utilizan como catalizador de su relación romántica, llevando a cabo un "experimento artístico" tan peculiar como anodino.
 
Lo que empieza siendo un ejercicio intelectual bastante creativo y original, poco a poco se va desinflando. Después del primer tercio del libro, los mecanismos conceptuales se agotan y el texto empieza a hacerse bola, una masa informe de repetitividad y pedantería, con una Chris Kraus que lo único que hace es divagar de manera insustancial y apoyarse en el name-dropping para intentar dar algo de peso a la historia.

18 de octubre de 2022

Ajedredd

Atlas del eclipse
de Reinaldo Laddaga.

Ensayo sobre los efectos de la pandemia de COVID-19 en la ciudad de Nueva York que parece una partida de ajedrez de Deep Blue contra sí mismo. Al final el que sale derrotado (y agotado) es el lector.

Reinaldo Laddaga le imprime un barniz tan excesivamente intelectual a la experiencia y suele buscar tanto la literariedad que provoca que la situación pierda realismo y emotividad. Esto podría ser válido si no hubiera tantas digresiones laberínticas e interminables que en lugar de aportar algo, nos alejan una y otra vez del suceso principal y diluyen su importancia.

Los juegos de espejos, referencias y conceptos acaban eclipsando a una realidad que por sí sola ya tiene suficiente potencia y que no necesita artilugios sobrecargados para impactar al lector. Lamentablemente, es imposible leer más de 40 páginas sin que tus neuronas acaben fritas, y todo ello a cambio de muy poco contenido revelador.

14 de octubre de 2022

Actualización pendiente

Valle inquietante
de Anna Wiener.

Autobiografía de una autora cuyo nombre se habrá prestado a miles de bromas en el mundo anglosajón, ya que Wiener, en slang, se utiliza para "pene". Y digo esto para darle cierto contrapunto cómico a las cuestiones sobre sexismo que flotan en el libro.

Una veinteañera deja su trabajo como asistente en una editorial para embarcarse en una aventura por el mundillo tecnológico. El comienzo es interesante, pues empieza a trabajar para una start-up editorial cuyo objetivo no encaja con sus valores: ella es una amante y defensora del libro y se sorprende al ver que la start-up sólo busca ganar dinero proyectando una imagen determinada, sin ninguna preocupación por el progreso editorial o por lo que aporta a los lectores. Esta tensión funciona durante algunas páginas, que posiblemente sean las mejores del libro.

Más adelante, Anna cambia de empresa y el texto empieza a resentirse. No cabe duda de que Wiener es elocuente y ofrece un buen número de observaciones punzantes. El problema es que se esfuerza demasiado en resultar ingeniosa. Aunque quizá su tic más molesto es que se apoya en exceso en las enumeraciones para intentar dar una visión relativamente panorámica de una situación o de un tema. La repetición constante de listas de cosas acaba cansando, ya que parecen intentos de crear una ilusión de profundidad y cierto "sé de lo que hablo" cuando en realidad apenas está indagando en lo enumerado.

Hacia la mitad del libro se impone la redundancia temática, con demasiadas charlas sobre el sexismo de la industria tecnológica, todas ellas bañadas de una superficialidad considerable. Los comentarios simplistas y los estereotipos de la lucha de sexos se apoderan del texto por completo y en ese momento uno sólo piensa en quitarse como sea la salchicha de la cara.

11 de octubre de 2022

Chingadera

Temporada de huracanes
de Fernanda Melchor.

Leí el 20% del libro, porcentaje más que aceptable dado que ofrece poca cosa. Aquí Fernanda Melchor hace más de correveidile que de escritora, presentando un festival de cotilleos y chismes que intentan golpear al lector con sus misterios, su esoterismo y su sordidez, pero sin conseguir nada memorable, aunque quizá escandalice a los más mojigatos. Es una pena, porque la naturaleza marujil del texto ahoga todo su potencial, diluyendo los destellos de la prosa y un estilo que imita satisfactoriamente los vaivenes y el ajetreo de un huracán.

9 de octubre de 2022

Oro, incienso y birra

Jesucristo bebía cerveza
de Afonso Cruz.

Las primeras 40 páginas de esta novela generan el mismo interés que los testigos de Jehová que tocan a tu puerta para adoctrinarte, de ahí que me costara poco dejarla sin compasión. Parece que está escrita para gente que no ha leído un libro en su vida, por alguien cuyo nivel narrativo no pasa de lo elemental. Rezaré intensamente para no encontrarme más bodrios como este.

6 de octubre de 2022

Fugazmente aceptable

En la Tierra somos fugazmente grandiosos
de Ocean Vuong.

Una búsqueda rápida en internet revela que Ocean Vuong empezó como poeta y esta es su primera incursión narrativa. Se nota, para bien y para mal. Al principio, su estructura fragmentada funciona y sus pasajes líricos resultan atractivos; cada párrafo se viste de verso, el libro un poema. Pero todo esto acaba perdiendo fuerza por la falta de dirección y definición de la historia, lo que hace que la ausencia de impulso narrativo sea bastante notoria y cueste mucho conectar.

Creo que Vuong ha trabajado más el efecto poético que el aspecto narrativo, hasta el punto de que parece que algunos fragmentos están diseñados pensando exclusivamente en el impacto final que tienen en el lector (si esto fuera rap diríamos que sólo se preocupa por el punchline). No voy a negar que las primeras 50 o 60 páginas proporcionan cierto placer estético, pero de nada sirve si no hay una historia potente y bien contada detrás.

3 de octubre de 2022

Monotonía almibarada

La luz que no puedes ver
de Anthony Doerr.

Segunda Guerra Mundial. Una niña francesa ciega huye de París con su padre por la llegada de los nazis y un niño alemán que vive en un orfanato y demuestra un don para entender los entresijos de la radio, tiene la posibilidad de llegar alto en las juventudes nazis.

A las 146 páginas se me descompone el cerebro y arrojo el libro lo más lejos que puedo hasta que choca contra la pared y cae sin apenas hacer ruido. Esto es una novela insípida y extremadamente convencional que intenta elevarse guiñando un ojo a ese "la luz que no puedes ver", parábola empalagosa sobre la ceguera y la capacidad de las cosas invisibles para hacer que el mundo sea luminoso. Desde ciertos ángulos, esto puede sonar bien, pero el tratamiento es desacertado.

La prosa de Doerr es competente y el ritmo es bueno, con capítulos cortos fácilmente digeribles, pero la monotonía almibarada de las dos historias lo acaba engullendo todo y uno pierde las ganas de seguir leyendo. No ayuda mucho que la extensión sea de más de 500 páginas, que no aporte nada valioso sobre la guerra en cuestión y que la promesa de profundidad escasee.