Blake piensa demasiado y no puede dormir. Decide abrir su
cerebro insomne para el lector. Hasta ahí bien. Atlanta, tenemos un problema... Blake
dice lo primero que se le ocurre y lo oscurece a través de la prosa para
camuflar su vacuidad. Dice así (traducción mía): "El sistema del cuerpo
creativo de Warhol de la misma forma acecha sin descanso, sonambulando apagado,
operado por apéndices de voluntad indefinida, creando una réplica de una nada
en la que el error humano gotea y embadurna y está todavía ahí y nunca no vivo
a pesar de su tácita, esfera reflexiva intencional". Campeón de campeones en
decir paparruchas y que parezcan algo trascendental (por no hablar de los esguinces sintácticos). Resumiríamos el libro
entero con la frase de Nietzsche: "algunos enturbian sus aguas para hacerlas
parecer más profundas". Si te quedas con ganas de más, Blake cita a Foucault
para defender que "la verdad de la locura está en el automatismo que no tiene
lógica [...] siendo el hombre la verdad de todo lo que no tiene razón [...] ya que
surgió de un acto desinteresado". Muy bonito el intento de justificar la
escritura aleatoria. ¿Quieres más?, ahora en modo petulante: "Entre toda esa
informidad, hay ciertos momentos que emergen de la calma–que parecen dar
contexto a la rotación de las noches alrededor de él, a pesar de su misma
arquitectura sin perímetro–tiempo envejeciendo también entre el tiempo". ¿Más? Notas
al final del libro con referencias y links de internet, intentando imitar a David
Foster Wallace sin sentido. Cuando le apetece te mete la historia de todo lo
que se le ocurre, evolución de la humanidad, la tecnología... ¿para qué? (aunque
lamentablemente es la parte más entretenida). No consigue, como Wallace, que
el lector se concentre en el lenguaje y reciba esa sensación de
hiperconsciencia. Porque Blake quiere mostrar que es tan inteligente y tan hiperconsciente
de sí mismo que no puede dormir porque no puede dejar de pensarse (esto también
se conoce como egocentrismo). El problema es que Blake no tiene aptitudes
suficientes. Él mismo es consciente de la confusión que genera y se excusa
diciendo cosas como "cuanto más cerca estás más difícil es entenderlo". Podríamos
decir que es un remix de La broma infinita, La casa de hojas y The
Age of Wire and String (las notas y el pensamiento concentrado se asemejan
a Wallace / las expresiones como "habitaciones dentro de habitaciones", "la
casa dentro de la casa" y las descripciones arquitectónicas recuerdan mucho a
la novela de Danielewski / cuando usa términos como air y meat para
crear ciertos simbolismos oscuros se parece mucho a Ben Marcus). Un remix vago
y ambiguo cuyo pilar principal es el ego del autor.
31 de mayo de 2014
29 de mayo de 2014
All That Follows
Lennie sopla de Jim Crace.
Un saxofonista, un secuestro... Leí 90 páginas aprox. Si bien el principio me pareció excelente
(la parte en la que describe cómo toca Lennie es de un nivel altísimo), a las
pocas páginas se desinfla. Seguí leyendo al tran tran hasta que ocurrió algo
que me pareció del todo inverosímil y lo dejé. Hay alguna frase interesante y
la prosa no está del todo mal, pero no hay dinamismo, el desarrollo es muy
estático y se hace algo repetitivo. Hay un anzuelo que morder para aguantar
hasta el final, pero bajo mi punto de vista, no es suficiente, el recorrido
debería mostrar más calidad literaria o más variedad.
26 de mayo de 2014
Mortal Kombat Panfleto
Los combatientes de Cristina Morales.
Menuda es Cristina... Se atreve a utilizar el sexo como
provocación sin saber el precio de una caja de condones Durex de 12 ("13 euros"
dice). Un escritor joven, al que en teoría lo único que se le exige es que deje
las frases más o menos arregladas y que maneje bien su entorno inmediato, no puede
recurrir a lo urbano sin dominar el tema. No haber follado no es algo malo, lo
malo es presumir de follineti y ser virgen ("¡presente!" dice el himen). Cristina tira de
sexo, calle, palabrota, polémica de géneros, lenguaje coloquial... Intenta
conectar con los jóvenes y remover sus conciencias. Es un texto que quiere ser
revolucionario. Peeeero... es más ensayo que novela y no es compacto. Parece
un lienzo donde la autora ha soltado sus ideas sin hilvanar una historia
coherente. Pedacitos sueltos de información, deslavazados. Todo vale. Aparte: demasiado
sexo gratuito, demasiadas ganas de causar sensación e incomodidad en el lector,
demasiadas referencias que no aportan nada ("sólo alguien a quien le repugna su
propio sudor puede querer interpretar a Séneca"), algún que otro fallo ("vienen
de adonde"), alguna superficialidad con ínfulas de existencialismo ("uno sólo
es uno mismo cuando está muerto"), blablabla sobre nihilismo, etc. Aparte: defiende
una actitud beligerante como modelo de cambio social (aquí choca su ideología con la
mía) y hay guiños al feminismo (aunque diga lo contrario). ¿Qué consigue?
Invitar a la juventud a que no se quede parada, a que se active y luche para
lograr algo mejor. ¿Qué no consigue? Escribir una novela de calidad, bueno, ni
siquiera una novela, más bien es un brainstorm ideológico. Y la prosa... No hay arquitectura literaria por ninguna parte.
20 de mayo de 2014
24h/m
Veinticuatro horas en la vida de una mujer de Stefan Zweig.
Una mujer se enamora de (se obsesiona por) un jugador de
ruleta e intenta sacarle de su vicio. Zweig es un maestro de la prosa, eso está
claro. Esa maestría se puede apreciar en la parte en la que la mujer describe
las manos del jugador: brutal. Sólo por eso ya merece la pena el texto. Aparte,
también cuestiona las pasiones humanas. Si bien la mujer siente un amor
pasional repentino, en un período corto surgen sus emociones, el jugador lleva
con su ludopatía (pasión por el juego) bastante más tiempo. Zweig explota la
contraposición de la pasión repentina frente a la pasión construida a lo largo
del tiempo y enfrenta la vida monótona de la mujer, donde esa pasión sorpresiva
rompe la rutina y salpimenta su vida, con la del hombre que vive en un
constante apasionamiento. Podríamos decir que enfrenta lo apolíneo y lo
dionisíaco. La vida monótona quiere beber de las vidas apasionadas, mientras
que el apasionado no quiere prescindir de esa llama interior y caer en una vida
monótona y rutinaria. Buen libro.
17 de mayo de 2014
Sin Amón
Las tiendas de color canela de Bruno Schulz.
Glotón del adverbio, el adjetivo y la metáfora, cada relato un
paisaje cromático donde abundan las formas y escasea el contenido. Las dichosas
historias humanas con redoble autobiográfico, papá era maravilloso, mamá hacía
unas lentejas riquísimas, el sol de aquel verano golpeando en las hojas de los
árboles, etc. La sensación es que vengo comido y me empiezan a meter en la boca
un montón de metáforas y lenguaje poético que bajo mi punto de vista no se
sostienen al lado de un contenido tan flojito, o mejor, como me pasó con Vidas
minúsculas de Michon, la prosa es tanto y el contenido tan poco que se
produce un eclipse y este lector aprovecha las tinieblas, la oscuridad puntual,
para pasar a otro tema sin que nadie lo vea.
15 de mayo de 2014
So-hez
Última salida para Brooklyn de Hubert Selby Jr.
Cabrón, tetas, whisky, qué guapo el buga, jodido maricón, burdel,
hijoputa, te rajo, etc. Buque insignia de la vulgaridad, aguanté 40 páginas
antes de chocarme contra el iceberg de la sensibilidad estética. Un libro que
saca pecho por retratar los bajos fondos neoyorquinos: catedral de la palabrota,
mausoleo del garrotazo vikingo. Detrás de la excentricidad, la navaja y la
palabra malsonante podríamos rescatar, de refilón, el estilo, que de alguna
manera es ágil. Que esta novela tenga la etiqueta de "uno de los libros más
míticos de la literatura norteamericana" no es sino un canto al mal gusto, o en
el lenguaje de nuestros amigos brooklynianos, una puñalada trapera.
12 de mayo de 2014
Minusculatura
Vidas minúsculas de Pierre Michon.
Relatos que funcionan como minibiografías de personajes y
miniautobiografías del propio autor. La prosa, sustentada por frases largas que
juegan mucho con los signos de puntuación, es tremenda, una calidad poética incontestable,
de lo mejorcito que te puedes encontrar (me recordó a Bufalino). Problema: la
temática es anodina y la prosa poética es tan abrumadora que se come al resto
de elementos. Exceptuando el relato Vida del tío Foucault que me pareció
excelente en su totalidad, los demás resultan poco interesantes y no sobreviven
al desequilibrio que genera la prosa; las historias apenas brillan a través de la
monstruosidad estilística de Michon. La sensación general es que el autor
quiere mantener la narración con la calidad de su prosa, sin preocuparse del
contenido o de la intensidad de los sucesos, pero queda claro que sólo con eso
no basta.
9 de mayo de 2014
Lo que necesitas es...
Amok de Stefan Zweig.
Bien escrito, como nos tiene acostumbrados el amigo Stefan,
y con un toque obsesivo que cuestiona y retuerce la moral tradicional. Un
médico que vive aislado en Indonesia se vuelve loco por una mujer que llega a
su consulta para pedirle de estrangis un aborto. Amok es una expresión
indonesia que designa la obsesión/arrebato de ira que aparece de repente en un
hombre, haciendo referencia al médico. La historia llega a través de otro
personaje que va en un barco y se encuentra al susodicho. Total que el médico
es un guarrete e intenta conseguir sexo a cambio del aborto. La otra se niega y
el médico se queda atrapado por sus encantos y por esa relación de poder
misteriosa que se establece entre ellos. La persigue hasta su casa y descubre
que, tras una mala praxis de un curandero, bebé y madre han expirado y se
siente obligado a guardar el secreto del aborto. Bueno... Creo que utiliza el
concepto de amok para defender la inverosimilitud que transmite la
conducta extremadamente irracional del médico (comparten habitáculo unos
minutos y se queda pillado). Esa pasión irracional, sin la idea de amok,
se indigesta, no cuela. Al final te das cuenta de que el centro de gravedad del
texto reside en algo accesorio (la idea de amok, puesto que lo interesante es la relación que se establece entre los personajes, no la irracionalidad del médico) y que si quitamos el
collar, éste se engancha en el vestido y la señora novela aparece desnuda,
inverosímil. He leído alguna reseña con menciones a Freud y al psicoanálisis y entiendo que quizás
Zweig asocia amok con el arrebato repentino de meterla que sufre el
protagonista ya que lleva sin follar la tira, sin embargo, lo que sucede
después no tiene demasiado arropo ideológico. Me parece que es una buena
novela, con sus detalles y su estilo cuidado, pero ni mucho menos la obra tan majestuosa
que algunos pintan.
6 de mayo de 2014
Sombreros fuera
Entrevistas breves con hombres repulsivos de David Foster
Wallace.
Libro de relatos más autobiográfico (autorreferencial) de lo
que parece. Todo es un intento de conexión con el otro, con el lector. Es un
libro bastante bueno, aunque es cierto que algunos relatos tratan temas
trillados (feminismo, sexo, amor...) de forma demasiado simple y otros son
demasiado cerebrales (definiciones de términos, infinidad de nombres propios y marcas, etc.). A veces simplemente trata de retorcer las conciencias para
que reflexionemos sobre lo que damos por hecho. Comentarios sobre algunos
relatos que me parecen muy interesantes:
- Entrevistas. Wallace quita la pregunta para que el lector
llene el hueco y complete la entrevista. Así el lector es un participante
activo y al mismo tiempo, puesto que es un libro de ficción y el que contesta
es el escritor, se convierte en entrevistador. Esto busca que el lector se meta
en el libro y que parezca que las entrevistas son cosa de los dos, sin el
lector la entrevista quedaría incompleta.
- Pop Quizzes, los relatos en los que se hace una pregunta
al final. La mayoría me parecieron muy normalitos, pero al final Wallace
introduce una metanarrativa que lo colorea todo. Cuestiona la utilidad de
algunos relatos y la consistencia del conjunto preguntando directamente al
lector y reflexionando con él. Duda de su creación e intenta justificarse o
disculparse frente al lector. Otra vez, Wallace busca el apoyo del lector.
- El relato de la piscina. Describe todo el proceso de un
chaval que sube a un trampolín y justo antes de saltar se acaba el relato. Esta
idea está también en "La broma infinita", no te da lo que quieres, va en contra
del final gratificante, te niega la satisfacción de terminar el relato, no te permite
cerrar el círculo. Esto hace al lector más consciente de su conexión con el
escritor (sin él no hay final satisfactorio) y al mismo tiempo te habla del valor
del proceso narrativo, es decir, el medio es un fin en sí mismo.
- La persona deprimida. El lenguaje concentrado y repetitivo
genera en el lector la misma sensación que la persona deprimida genera en sus
amigos cuando llama por teléfono para darles la brasa sobre sus problemas. Wallace
intenta ser pesado aposta. Busca apoyarse en el lector intentando transferir, a
través del lenguaje, lo que siente y cómo se sienten los "puntos de apoyo" de
una persona deprimida. Muestra una capacidad psicológica y una introspección tremendas. Gran relato.
- El onanista con poderes. Muy gracioso. Un
chico que se quiere masturbar en el baño del gimnasio y tiene miedo de que le
pillen. Entonces utiliza sus superpoderes para parar el tiempo, pero se da
cuenta de que si sólo para el tiempo en el gimnasio puede causar alteraciones
en el desarrollo global porque alguien puede entrar de repente y ver que la
gente está quieta. Entonces tiene que parar el tiempo en el gimnasio y en la
ciudad, pero si alguien entra en la ciudad justo en ese momento verá que el
tiempo está parado y será un problema. Así hasta que al final es consciente de
que tiene que parar el universo entero para poder masturbarse. Microcosmos vs
macrocosmos. El yo frente al universo. La idea es que el yo no existe por sí solo,
depende de todo lo que le rodea. Es una crítica al solipsismo/egocentrismo, ya
que confronta al yo egocéntrico, que busca masturbarse (placer individual, yo,
me, mi, conmigo) pero para hacerlo sin ser visto depende de factores que están fuera de él, es decir, hasta para algo puramente individualista hay una preocupación por el otro.
- El hombre que cuenta cómo seduce a las chicas a pesar de
tener un muñón en el brazo. El hombre, sabiéndose incompleto físicamente,
intenta ligar para estar completo, a través de la aceptación de la chica se
vuelve completo. Esto está enlazado con varios relatos del libro. El escritor,
para sentirse completo, necesita que el lector lo acepte.
- El violador que coge a una chica en la carretera. El mejor
relato del libro. La chica, ya de rodillas en el bosque, justo antes de ser
violada, deduce que el hombre es capaz de violar porque ve a la mujer como un
objeto. Entonces ella intenta concentrarse para conectar con él y que el
violador se sienta conectado a ella y de ese modo desarrolle empatía y no sea
capaz de hacer nada. La concentración de la chica se refleja en la concentración
del lenguaje, de tal forma que el lector se convierte en la chica. Se comenta
algo de que el violador quiere conectar a través del sexo pero es tan
vulnerable que necesita tener el control. El escritor es el violador, tiene el
control de la narración y te obliga a enfocar a través del lenguaje para
generar esa conexión escritor-lector. A través de esa concentración lingüística, escritor y lector conectan más allá del plano físico (sexual), se produce una conexión
inmaterial hasta el punto de que llegas al orgasmo de la mano del escritor y del lenguaje. Posiblemente el mejor relato que he leído en mi vida.
3 de mayo de 2014
Pedrada
Stoner de John Williams.
60 páginas bastaron para frenarme. Después de leer varios
posts que encumbraban la obra leí el de mi alma gemela reseñística, aquí: Das Bücherregal
y lo di por visto. Dícese de la novela en la que no pasa nada, cuya prosa
transita los reinos de la mediocridad y la insulsez. Mal escrita no está, todo
correcto, no hay fallas, pero es que parece que la ha escrito un robot. No hay
creatividad ni expresividad alguna, a nivel estilístico no sucede nada. Lo peor
de todo es que a nivel de contenido tampoco. John es un tío listo, tira el
anzuelo del personaje que lo deja todo por la literatura (metal frío que todo
lector apasionado de los libros morderá en un impulso irracional de
identificación) y a partir de ahí todo coser y cantar, sólo tiene que mover
el texto con su prosa aséptica y dejar que el hechizo haga su efecto.
Sobrevalorada hasta el extremo.
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