Suicidio de Édouard Levé.
El autor se quitó la vida después de escribir esto. Y
esto es: el autor se autobiografía a
través de un personaje que es amigo suyo y repasa algunos recuerdos sobre él,
en segunda persona, anteriores a su suicidio. Los recuerdos
aparecen de forma fragmentada, justificándose así: "Describir tu vida en orden
sería absurdo: me acuerdo de ti al azar. Mi cerebro te resucita por detalles
aleatorios, como uno hurga entre las canicas de una bolsa". Plausible. Una
fragmentariedad que viene a presentar los recuerdos como si de un diccionario se tratara, "ABC no es ni más ni menos cronológico que BCA", remarcando
la ausencia de linealidad en nuestra vida cuando ésta es revivida por nuestra
memoria. Lo fragmentario aporta una ligereza al texto (tejido vaporoso) que
consigue que la existencia sea percibida como algo volátil, fantasmal,
insignificante, lo que de alguna manera intenta restar importancia al suicidio
(desaparición autoimpuesta de algo efímero). Parte de la gracia del texto
reside en que Levé, antes de suicidarse, escribió esta aproximación a cómo
sería recordado, dando pie a varias reflexiones acerca de la vida y la memoria.
Un detalle: según el amigo del texto, el autor planificó la inscripción de su
lápida, las fechas, antes de morir. El problema es que si moría antes o después no cumplía las
fechas y la gente que viera su lápida iba a pensar en la duración de su vida de
acuerdo a lo inscrito en ellas, no a su existencia real. Así, el texto es la lápida, la fecha escrita antes de morir, un pronóstico existencial (el autor escribe el texto sabiendo que se va a suicidar), y al mismo tiempo juega con la idea de ser recordado más por el texto (una posible ficción) que por su
existencia real. Esto demuestra que al final la ficción puede tener más valor
que la realidad y que el autor puede alterar la visión que la gente tendrá de
él a través de lo escrito. Un texto, en general, bastante bueno, con ideas realmente interesantes. Cada
reseña es a su vez una lápida, en el sentido más literal, palabras que intentan capturar el espíritu de
una lectura que murió. Esta lápida quiere honrar al señor Levé, pues de él
depende su existencia, y por ello se despide con sus palabras: "La muerte es a
la vida lo que el nacimiento a la ausencia de vida".