The Human War de Noah Cicero.
Érase una vez una fiesta literaria en la que Noah Cicero y
Tao Lin explotaban el disfraz de Bret Easton Ellis que se habían comprado en el
chino. Al menos se podría decir que Ellis es un precursor (véase
Menos que
cero), aunque debe mucho a Camus y a las ideas de Roland Barthes (el título
es un guiño a una de sus obras). Hoy en día, a falta de calidad, se introduce un
poquito de marketing y se vende cualquier cosa. Esta novela,
novella, no
bella, es un despropósito. La falta de preocupación estética (o disminución de expresividad), en el caso de Camus,
Ellis, u otros autores como Agota Kristof, viene acompañada de unas reflexiones
de cierta complejidad, sin embargo, aquí simplemente se produce un traslado, una mudanza superficial, el
autor no tiene capacidad creativa y simplemente se apropia de un estilo que es
fácil de reproducir. Esto lo
puede hacer cualquiera, construimos un discurso con frases sencillas y las
defendemos diciendo que esa sencillez está relacionada con el vacío existencial
y el sinsentido contemporáneo (aplausos). El problema es que salta a la vista
que no hay escritor detrás. Los diálogos son de una artificialidad y una
banalidad pasmosas, el absurdo y la ironía que se buscan son de una estupidez considerable,
no hay inteligencia ninguna. Se trata de un chaval soltando improperios contra
la guerra y la sociedad americana mientras se dedica a beber y a hablar de sexo.
Banalidad no, lo siguiente. Es una vergüenza que esto pase como literatura. Y
lo que nos queda por ver... Novelas que bien podrían ser el diario de un chaval
de quince años. Habrá que empezar una guerra contra la mediocridad artística. He
aquí la primera piedra lanzada, o una de tantas. Los misiles mejor por debajo, en
silencio, para que no los detecte el radar.