29 de septiembre de 2022

Vencejos mejor lejos

Los vencejos
de Fernando Aramburu.

El descarte llegó a las 100 páginas. Novela tan excesivamente extensa como simple sobre un hombre que tiene decidido suicidarse y antes del momento culminante nos suelta una perorata básica sobre su vida. La prosa funcional de Aramburu genera bastante indiferencia, la misma indiferencia que provoca la falta de profundidad a la hora de tratar un tema tan oscuro y con tantas posibilidades como el suicidio. Aunque si la novela se hunde es principalmente porque el tono de la narración y la psicología del personaje no resultan nada convincentes, no tienen la seriedad ni el peso que exige un acto de tal envergadura.

26 de septiembre de 2022

Sopa de sumiso

Sumisión
de Michel Houellebecq.

Houellebecq es un escritor contraintuitivo, pues no destaca demasiado en nada y construye novelas que rozan lo anodino, pero se deja leer con bastante facilidad. Si alguien consigue que me lea su novela hasta el final, algo habrá hecho bien. En este caso, creo que la concisión y la honestidad (la presencia del autor en el texto, como asegura él mismo al inicio) hacen que salga airosa, aunque dista mucho de ser una propuesta notable.

Aquí la idea principal (spoiler) es que un partido musulmán llega al poder en Francia y cambia los valores de la sociedad. Esto afecta a la vida personal del protagonista de diferentes maneras. Quizá lo más importante es que le echan de la universidad (pierde su trabajo como profesor), aunque el nuevo director de la Sorbona (musulmán), en un intento por recuperarle, le intenta adoctrinar. Y lo consigue, más o menos.

El director le dice que "la cumbre de la felicidad humana reside en la sumisión más absoluta". Se refiere a la sumisión de la mujer al hombre y del hombre a Dios. Aquí la gracia es que el protagonista acaba sucumbiendo ante el islam por las ventajas que le puede proporcionar, tanto económicas como conyugales (poligamia), pero no por la componente espiritual. Además se establece cierto paralelismo con Huysmans, autor sobre el que escribió su tesis y que al final de su vida se volvió cristiano.

A Houellebecq no le tiembla el pulso a la hora de ser controvertido, le gusta meterse en charcos, y aquí la provocación reside en aceptar lo que viene, dejarse llevar, someterse, en lugar de luchar por los valores occidentales o europeos. Obviamente, Francia vive un momento de inmigración importante y eso le da una dimensión interesante al texto.

La idea de que la inmigración musulmana (como afirma el nuevo director de la Sorbona) podría salvar la decadencia europea, recuperando la importancia de la familia, la tradición, la sumisión de la mujer... es punzante y se basa en que el cristianismo se ha dado por vencido ante el declive de Occidente. Aunque quizá lo que más subraya el declive generalizado es que el musulmán está contento con convertir a la gente, independientemente del plano espiritual, y el profesor con aceptarlo todo con tal de beneficiarse a nivel terrenal.

24 de septiembre de 2022

La asesina de la cuchara

Mi hermana, asesina en serie
de Oyinkan Braithwaite.

Novela básica sobre dos hermanas... una mata a sus amantes y la otra le ayuda a ocultar los cadáveres. Hablando claro: esto es un cero a la izquierda en términos literarios. No hay ni un sólo elemento destacable. Es uno de esos libros que ve la luz por cuestiones sociales (mujer nigeriana negra) y no por las palabras que hay en el papel.

22 de septiembre de 2022

Annie, are you okay?

No he salido de mi noche
de Annie Ernaux.

La hermosa frase que sirve de título la pronunció la madre de Annie Ernaux, quien sufrió Alzheimer en la etapa final de su vida. Aquí la autora hace una crónica de esos últimos días de su madre en una residencia, haciendo hincapié en la culpabilidad que siente como hija por dejarla allí, en la degradación de su madre y en los vericuetos de la residencia de ancianos.

Annie Ernaux despliega un estilo ágil con frases cortas y contundentes que no se van por las ramas. Esto le da un ritmo vertiginoso al texto, pero también impone cierta falta de profundidad y de desarrollo. Muchas veces la sensación es que va de A a C sin pasar por B, para bien y para mal.

Creo que este libro tiene mucho más valor para la autora como documento vital, como exorcismo personal de ese periodo, que para el lector ajeno a las circunstancias. El que esté viviendo o haya vivido algo parecido, con algún familiar en una residencia o padeciendo la misma enfermedad, podrá conectar con más facilidad y le resultará más significativo, pero en general no es demasiado revelador.

20 de septiembre de 2022

Fluxurss

Todo fluye
de Vasili Grossman.
 
Tras la muerte de Stalin, un hombre que ha pasado 30 años en la cárcel, Iván, decide visitar a su primo. Cuando Iván llega a casa de Nikolai se produce el choque entre un héroe y una persona que ha salido adelante de manera cuestionable. Mientras Iván no reconoce la Rusia que se encuentra, Nikolai está intranquilo por no haber condenado las injusticias del régimen de Stalin y por haberse salvado acusando a otros.
 
Hay un capítulo bastante certero en el que Grossman da un punto de vista complejo sobre los delatores que arruinaron vidas, afirmando que esa gente es infame, pero que también tienen sus virtudes como padres, artistas, carpinteros... El hombre crea cosas bellas, pero eso no impide que su naturaleza sea depravada. 
 
El autor muestra que los hombres que llevan una vida opulenta gracias a haber condenado a otros sí que tienen ciertos remordimientos, pero en el fondo tienen una vida mejor. Grossman logra que el lector se plantee qué preferiría: vivir bien con la conciencia manchada o no tener nada pero vivir con la conciencia tranquila.

Por un lado, la expresión "todo fluye" hace referencia a cómo los métodos de opresión evolucionan de forma natural, aunque es algo irónico, porque no hay nada de natural en condenar a inocentes. Por otro lado, también se refiere a l
a estructura peculiarmente volátil y escurridiza de la novela, así como al paso del tiempo y el devenir de la humanidad. 
 
El punto fuerte de Grossman es que es muy preciso en términos narrativos y nunca pierde de vista el factor humano. Además, sus reflexiones sobre la libertad son muy agudas. Se le puede acusar de que la cantidad de nombres y referencias rusas que lanza resulta abrumadora y de que la parte final es más ensayo histórico que novela, pero en general el resultado final es meritorio.
 
Anotaciones: 
 
- Reflexiona sobre la libertad y cómo el Estado Ruso es capaz de aniquilar el potencial de sus propios artistas, médicos, ingenieros... que nunca lograron serlo porque fueron asesinados o condenados a años de trabajos forzados.
 
- Condena la falta de libertad del hombre ruso pero también habla de la complejidad ambivalente de Lenin, una persona despiadada en términos políticos pero amable y delicada a nivel personal.

- Asegura que en Rusia hay una relación directa entre progreso y esclavitud (en oposición a Europa, que progresa de la mano con la libertad). "¿Qué esperanza le queda a Rusia si el más grande de sus reformadores, Lenin, no destruyó sino que reforzó el lazo entre progreso y esclavitud?". "El principio milenario según el cual el desarrollo de la cultura, la ciencia y la potencia industrial se obtenía a la par que crecía la ausencia de libertad [...] alcanzó su victoria plena con Stalin".
"El aplastamiento implacable de la personalidad, la subordinación servil de la persona al soberano y al Estado acompaña de forma obsesiva la historia milenaria de Rusia".
 
- Afirma que la violencia es eterna y que nunca desaparecerá, remarcando que "todo lo inhumano es absurdo e inútil". El hombre es estático, no evoluciona, y su bondad no crece.

16 de septiembre de 2022

Do de dedo del pie

Bel Canto
de Ann Patchett.

He aquí una novela tan monótona que hasta la mismísima Ann Patchett te perdonaría si leyeras algunas páginas en diagonal (que es precisamente lo que hice con las 100 últimas). Una historia sobre un secuestro que se ve seriamente perjudicada por el exceso de detalles insignificantes y la falta de tensión.

Anotación después de 150 páginas: sobran páginas. Está bien escrita y me parece interesante que indague de manera excelsa en los personajes (intentando hacer algo diferente), pero esto no se complementa con incidentes estimulantes. Todo se desarrolla con demasiada suavidad, teniendo en cuenta la situación.

Anotación extra: tremendamente estática y repetitiva en su adoración del talento musical.

Anotación semibenévola: tiene algunos pasajes evocadores y los ingredientes que Patchett pone sobre la mesa están cuidadosamente escogidos, pero el desarrollo deja mucho que desear.

13 de septiembre de 2022

Occult-ish

El Gabinete de los Ocultistas
de Armin Öhri.

Tras una velada espiritista que desemboca en un suceso trágico, Julius Bentheim y Albrecht Krosick (protagonistas del libro anterior, reseñado aquí) forman el Gabinete que da título al libro, pero con un enfoque burlesco, con la firme convicción de que lo racional está por encima de las supersticiones y lo esotérico.

Armin Öhri vuelve a demostrar lo bien que escribe, por desgracia, el tema ocultista no despega en ningún momento. Aquí lo que sucede es que se plantean varios crímenes y se asocian de manera forzada al Gabinete. Además, la resolución de esos asesinatos es bastante floja. La guinda negativa la ponen un tinte político que no viene a cuento y una historia romántica (Julius y Filine) que sólo sirve para dar grosor al libro.

9 de septiembre de 2022

Veneno dulzagrio

La dulce envenenadora
de Arto Paasilinna.

Las primeras 50 páginas son tan básicas que no despiertan nada en mi interior y decido dejarlo. Diría que el texto se caracteriza por una ligereza superflua que no promete ningún tipo de desarrollo significativo. Al parecer, según Wikipedia, sólo hay dos novelas suyas (de 36) traducidas al inglés, lo cual dice bastante, aunque no es un factor tan determinante como la flacidez inicial de esta historia.

6 de septiembre de 2022

Second Plain

Segunda casa
de Rachel Cusk.

Resistí unas 100 páginas. Esperaba muchísimo más de una autora que me cautivó con A contraluz y Prestigio (aquí y aquí). La duda que surge, inmediata y cristalina, es si Rachel Cusk sabe escribir cuando no adopta los mecanismos de Thomas Bernhard (lo cual hace con brillantez). En este libro sufre bastante para salir adelante.

Segunda casa es una novela excesivamente cerebral, que carece de impulso narrativo y con la que no conecté en ningún momento. La sensación es muy parecida a la que me transmitió Tránsito. Cuando Cusk saca el "yo" a pasear e intenta introspectar, flaquea. Hay alguna observación que demuestra inteligencia y la prosa es correcta, pero no hay grandes reflexiones y sus esfuerzos intimistas, sus intentos de indagar en las entrañas de sí misma y su protagonista, son curiosamente distantes y poco estimulantes.

2 de septiembre de 2022

Libertad = 0

Nosotros
de Yevgueni Zamiatin.

En el Estado Único nadie tiene nombre, cada persona es un número con poco espacio para la expresión individual. La libertad es inexistente, pero se supone que es por el bien común y para lograr la felicidad colectiva. Para compartir su superioridad con otras civilizaciones, el Estado pretende llevar a cabo un viaje espacial en cuyos preparativos participa nuestro narrador.

Zamiatin plantea una distopía que es un alegato contra los totalitarismos y que en su época (años 1920) seguro que fue rompedora, pero que a día de hoy, después de tantas obras similares (Huxley, Orwell, etc.) se queda en una posición incómoda, pues no sorprende demasiado (pese a ser pionera).

Tiene dos problemas básicos (spoilers). El primero de ellos es que la historia del hombre cuyos valores se van desmoronando es muy previsible y convencional. La prosa, aunque es competente, apenas eleva al relato y el resultado final es bastante estándar.
 
El segundo problema es que la historia de amor acaba eclipsando a la componente distópica e ideológica y más que una reflexión profunda sobre un sistema cuestionable, acaba convirtiéndose en el despertar emocional del protagonista, provocado por una mujer "que le lleva por el camino del pecado", algo bastante trillado.

En la sección intermedia, el aburrimiento se impone y Zamiatin sufre bastante para integrar la parte distópica con la relación amorosa, lo que hace que sea difícil llegar hasta el final sin apretar los dientes; y es normal que, venido el caso, el lector opte por conservar el esmalte intacto.