Novela corta que se desarrolla en segunda persona. Prosa con
frases cortas y de fácil lectura. Protagonista indiferente y apático. Vagabundea
por las calles de París y se pudre en su buhardilla. Perec, sin duda alguna, es
un virtuoso de la enumeración: "De los jardines a los museos, de los cafés a
los cines, de las riberas a los jardines, de las salas de espera de las
estaciones, a los vestíbulos de los grandes hoteles, los monoprix, las
librerías, las galerías de arte, los pasillos del metro. Los árboles, las
piedras, el agua...", etc. Y de éstas todas las que quieras. Quizás sea aposta,
pero no veo la justificación, si quería enfatizar el entorno lo podría haber
hecho de una forma más sutil. Si en un primer momento parece que el personaje
alcanza cierta liberación mediante su deambular indiferente, al final el amigo
Georges dice lo contrario: "No has aprendido nada, salvo que la soledad no
enseña nada, que la indiferencia no enseña nada: era un engaño, una ilusión
fascinante y con trampa". ¿La indiferencia como hipocresía? ¿La apatía como
pose que pretende ir contra el entorno y la sociedad? ¿Una reacción contra Camus y el nihilismo de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial?
Percibo la misma ambigüedad pretenciosa que destilan la mayoría de películas de
la nouvelle vague, frases tipo "Tu madre no te ha remendado tus cosas.
No vas, por enésima vez, a buscar la realidad de la experiencia y modelar en la
forja de tu alma la consciencia no creada de tu raza". Si alguien sabe exactamente lo que
quiere decir con esa frase... Al final la
sensación que te da es que se ha tirado 100 páginas desarrollando algo para al
final contradecirlo. El libro finaliza así: "Ya no eres el dueño anónimo del
mundo, aquél sobre el que la historia no tiene peso, el que no sentía caer la
lluvia, el que no veía llegar la noche. Ya no eres el inaccesible, el límpido,
el transparente. Tienes miedo, esperas. Esperas, en la place Clichy, a que la
lluvia deje de caer". Supongo que quiere decir que la muerte es la que nos
transporta a la verdadera indiferencia y que mientras tanto, por mucho que
intentemos aislarnos del entorno y no involucrarnos en él, es imposible
ignorarlo. Bueno... mucha pleitesía hacia este libro y al final no impacta tanto, la buscada epifanía no llega al lector.
31 de marzo de 2014
28 de marzo de 2014
Fantasmas sin espíritu
Los ingrávidos de Valeria Luiselli.
Hola, me llamo Valeria y quiero ser como Bolaño. Al menos lo
ha intentado, ha flotado alrededor de varios poetas y uno de los temas
centrales es la vida de Gilberto Owen (poeta mexicano). He empezado así pero en
realidad la novela no está mal, no es una gran obra, pero ya quisieran los jóvenes
escritores españoles. Hay oficio, se aprecia una escritora seria, con carencias,
pero también con aptitudes. Lo mejor de la novela es la estructura interna,
basada en saltos temporales que de alguna manera se relacionan con el contenido,
y cómo ésta se desarrolla con frases cortas y párrafos ligeros. El tiempo se solapa
y los ingrávidos son los fantasmas que viven dentro de la novela aun
perteneciendo a diferentes épocas. También destacan, a pesar de ser temas
bastante trillados, la metaliterariedad (madre mía el palabro) y el conflicto
realidad vs ficción. La prosa sencilla, fragmentada, soltando frases y párrafos
cortos, funciona, pero falta potencia, expresividad, satisface pero no enamora.
Las imágenes y las metáforas son flojitas y faltan recursos humorísticos, la
autora recurre en exceso a los chistes que se apoyan en la ingenuidad infantil
(y no tienen gracia). El desarrollo de la novela también podría haber sido
mejor. En la segunda parte hay un desplazamiento de protagonistas que rompe la
armonía y difumina el empuje inicial, la idea pierde intensidad, demasiada
concentración en el poeta, se desperdicia lo andado anteriormente. La novela es
algo así como la peli Los otros de Amenábar pero en un entorno urbano y con
toques metaliterarios. Creo que otro de los problemas es que las dos ideas
principales (las superposiciones de tiempo y de realidad-ficción) se
complementan a duras penas, no están bien ligadas. Furthermore, hay un
toque "escribo guay y sofisticado fragancia New York" que no me gusta
demasiado. La autora dice varias veces lo de "una novela horizontal, contada
verticalmente" (¡no insistas tanto que no somos tontos!), como si se tratara del
eslogan publicitario que justificara la novela. Porque al final parece que se
trata de eso, de hacer algo medianamente original, independientemente de si
transmites algo o no, es decir, su lectura no enriquece. Una novela interesante,
con algunas carencias, pero que muestra una escritora a tener en cuenta en el
futuro. P.D.: no estaría de más que el próximo libro no tuviera tantas erratas.
25 de marzo de 2014
Las heridas supuran
Las ideas puras de Pablo d’Ors.
Un profesor de filosofía que pone nombres de filósofos y figuras mitológicas a sus alumnos. Primera novela del escritor. Se nota. Se nota que me he
leído 60 páginas y ya estaba harto. Pablo d’Ors es uno de mis autores españoles
favoritos (recomiendo Andanzas del impresor Zollinger o El amigo del
desierto), pero esta novela me ha decepcionado. Se mueve en círculos, no
progresa, un remolino de insustancialidad y aburrimiento. La prosa tampoco es
limpia. A lo mejor tiene algún pespunte filosófico que no he sabido ver.
¿Contraste entre las ideas filosóficas y la vida real? Suena bien, pero está
mal desarrollado, falta potencia. Aliña todo con un poco de pedofilia
disimulada a lo Lolita (que me recordó a las historias de Philip Roth
acostándose con sus alumnas) y poco más.
23 de marzo de 2014
¡Y cómo hila!
The Age of
Wire and String de Ben Marcus.
Genialidad y locura se encuentran en un punto llamado Ben
y nos brindan esta gran obra. La era del cable (wire) y la cuerda (string),
todo es ponerse a conectar información, así lo hará el lector, de la mejor
forma posible. Tiene partes narrativas y otras con definiciones de términos. Prosa
elegante. Toques de humor. Lo cierto es que es un libro que me parece mucho más
relevante que la gran mayoría de heces que traducen las editoriales españolas.
Ah espera, que esta novela es "experimental"... ahora entiendo... Nos traducen a
Viola di Grado y la chica, en un intento de hinchar el contenido de su novela
desde fuera, dice que quería cambiar el significado de las palabras. Vale...
Ben Marcus lo consigue de verdad. Un texto que es genial e incómodo a la vez.
Coge ingredientes que todos conocemos y los manipula para dibujar un mapa de una
realidad que por un lado no podemos entender, pero que por otro lado resulta
inteligible. Todo gravita alrededor de conceptos familiares (comida, sueño,
casas, agua, fuego, animales), elementos básicos que todo ser humano maneja.
Marcus construye un mundo a través de esa familiaridad y al mismo tiempo juega
con ella. Acostumbrados a leer libros en los que las palabras parten de una
realidad sólida, aquí las palabras construyen esa realidad al mismo tiempo que
esa realidad cambia el significado original de las palabras. Se acerca mucho a
la idea de La amante de Wittgenstein de Markson, ambos juntan realidad y
lenguaje de forma muy efectiva. Si en Markson el lenguaje se presenta como
elemento frío, distanciador, desprovisto de toda emotividad, en Marcus el
lenguaje tiene un sentido poético y traza unos simbolismos que equiparan esa
realidad creada a nuestro mundo, dotándola de una mayor veracidad. Creo que
este libro me ha hecho tener una de las sensaciones más extrañas de mi vida mientras leía.
El libro común te saca de la realidad y te introduce en la suya, pero esa desconexión
de la realidad no es total porque la ficción suele atender a la lógica. Aquí es
como si salieras de la realidad que te rodea, como si tú al leer el libro te
dieras cuenta de que vives en otra realidad distinta a la del libro y dudaras
de tu propia realidad. Solapa con tanta precisión realidad y lenguaje que te
hace cuestionar la realidad que te rodea y lo que das por hecho en el lenguaje.
Un ejercicio narrativo exquisito, sólo recomendable para los más audaces.
20 de marzo de 2014
Pro-funda
Norteamérica profunda de Juan Carlos Márquez.
Bloomington,
Churchill, Memphis, Delaware... poco importa. Banalidad y planicie se
juntan para presentar unos relatos vacíos de estilo y contenido, repletos de frases
hechas y con un uso deficiente de las comas. Y ahí está: otro libro cuya
aportación a la literatura se ve representada por la tecla situada entre el 9
del sobresaliente y la comilla solitaria, entre la curva que cierra el
paréntesis aclaratorio y el signo de interrogación que concluye una pregunta.
La propia tecla lo dice todo: igual a cero.
17 de marzo de 2014
Áblame
Abluciones de Patrick deWitt.
Novela debut de "el Bukowski moderno", como dicen
algunos. Prosa aceptable, sencilla, se lee fácilmente. El libro es tan
entretenido como mediocre. En mi opinión, Bukowski transmite mucha sinceridad y
honestidad, hay cierta pureza que se cuela entre sus palabras y llega al
lector, transmite una realidad social y una suciedad que no son inventadas,
quizás porque estaban muy dentro de él. Vistas prosa y contenido, mi conclusión
es que el amigo Patrick es casi todo pose, efecto, y se escuda en su biografía
(trabajó en un bar de Los Ángeles) para intentar dar cierto realismo a lo
narrado. El problema no es que sea verdad o mentira, el problema es que le
falta alma a lo que escribe, las palabras no son capaces de trascender el
efecto, creo que el autor nunca ha tenido dentro de sí mismo esa decadencia, quizás por
eso la narración parece alejada de todo el declive individual y colectivo que
describe. Bukowski, sin profundizar de forma explícita, te hace reflexionar;
deWitt lo máximo que consigue es que pases las páginas hasta el final.
14 de marzo de 2014
Puleva no va no va no va
Todo irá bien de Matías Candeira.
"Ella me ha sentido muy inquieto"; "un disparo fallado a la
niebla"; "el basural", entre otras curiosidades. Si te digo que no he podido
terminar ningún relato de los largos... Plomo, plomizo, plomazo, plúmbeo,
plúmbico, Pb. Y no porque no sepa escribir (que tampoco), sino porque parece
que narra por narrar, no transmite control, el hilo narrativo se va diluyendo, lees
con la sensación de que no vas a ninguna parte, además de que la experiencia de
lectura es pésima. Juega con la oscuridad, la extrañeza y la ambigüedad, pero
cuesta encontrar algo enriquecedor, algo destacable, algo que saborear. Uno se
pregunta cómo este señor puede ir de oca a oca y tiro porque me toca (de beca
en beca gracias a la manteca (la parte grasa del entrecot literario)).
10 de marzo de 2014
Que Edén
Balada de Caín de Manuel Vicent.
Narra Caín. Adán y Eva son papá y mamá. Distorsión. Caín y
Abel homosexuales. Surrealismo. Mundos superpuestos y/o saltos temporales. Extensión
y reescritura de las Escrituras. Humor cojonudo. Prosa exquisita. Originalidad.
Narra Caín, desde sus viajes por el desierto a.C. hasta sus andanzas como
saxofonista en Nueva York. La evolución del personaje está muy bien tratada y
las superposiciones temporales acompañan a la perfección y suceden de manera
muy suave. "El rabo de la mona es la esencia", es decir, el equilibrio entre
presente, pasado y futuro, en referencia a la historia de la humanidad, a nuestra
vida cotidiana o a la narración. La superposición temporal potencia la idea de
que, aunque no lo hayamos vivido, todos llevamos el paraíso (el pasado) en nuestra memoria.
¿Nueva York es el nuevo paraíso? En la modernidad la gente celebra la muerte de Abel y le pide
autógrafos a Caín, "patrón de todos los asesinos", el primer asesino de la
historia. En Nueva York a Caín se le aparece un perro (símbolo de Cerbero) y metafóricamente
le muestra las diferentes vías hacia el paraíso: iglesia (religión), joyería
(riqueza), comisaría (justicia), alcantarillas (pobreza), remarcando ésta
última por la capacidad de sus habitantes de olvidar lo que hay arriba. El can
simboliza lo opuesto a Cerbero, pues si éste originariamente guarda las puertas
de acceso al infierno, aquí guarda las del paraíso, por lo que Caín se
encuentra en el infierno. Casi al final del libro aparece una frase que
confirma lo dicho: "Tu propio yo es tu Caín que asesina a Abel. Si no has visto
al diablo, mira a tu propio yo. Sólo el yo arde en el infierno". Caín defiende
el placer de olvidar, "la dicha consiste en esa sensación de no haber vivido", y
describe la felicidad como una "sensación de una belleza que está en la memoria
y uno ya no recuerda", exactamente igual que nuestra sensación acerca del
paraíso. Eva antes de morir le dice a Caín que "no vuelva el rostro al pasado;
la vida consiste en huir detrás de un sueño que no existe". Porque si volvemos
la vista atrás nos damos cuenta de que nos echaron del paraíso y de que vivimos
en el infierno. Cada recuerdo, cada anhelo, cada destello melancólico tiene su
esencia en la pérdida del paraíso. La muerte de Abel es algo metafórico porque
supone que éste sale de la memoria de Caín (y de la memoria colectiva, de ahí que le pidan autógrafos en la era moderna). En definitiva, todos somos Caín y
matamos a Abel cada día para olvidar la belleza del pasado y así poder recuperar
el paraíso en el ahora.
8 de marzo de 2014
Surco vacío
Los mares del sur de Manuel Vázquez Montalbán.
Novela negra, no por lo oscuro de sus profundidades, sino
por su genuflexión ante el copy & paste estructural y contentual. Sorpresa: un detective que
investiga un asesinato. Reconozco que la prosa está bien, hay mérito. Los primeros capítulos son buenos, unas risas, pero luego aparecen una
serie de inverosimilitudes en el suceder argumental que... véase un personaje al
que le invitan a cenar en un restaurante y se marcha nada más acabar, dejando a
los otros dos en la mesa, porque tiene sueño y al día siguiente madruga; véase
que el detective entra en una casa y tarda media hora en ver a la dueña y hasta
ésta se sorprende al verle. Inconsistencias también, véase el asesinado, que murió hace años, y
cuando va el detective a su casa en la que vivía solo se encuentra una botella
de vino abierta (teniendo una señora de la limpieza, que tampoco tiene sentido
que se muera y siga teniéndola); véase que el asesinado, en un primer momento,
según la mujer, heredó su riqueza de su padre, pero más tarde se dice que la
ganó con su empresa. Va, aceptamos pulpo como animal de compañía. También discute
la novela negra, habla de "patriotismo gastronómico", hedonismo, capitalismo, espolvorea cierta crítica
hacia la burguesía... en ese sentido está bien y es curioso que lo que funciona
son los accesorios. El argumento, la trama y su desarrollo son sosísimos,
explanada que mira al horizonte, pero lo que circunda es interesante. Podría haber invertido los papeles: ctrl c ctrl v para lo que rodea y el hilo principal currárselo más.
6 de marzo de 2014
Fatherland
Patria de Robert Harris.
Me lo recomendaron dos personas. Ejemplo de best seller bien
escrito y sin demasiadas deficiencias. No hay nada destacable, cumple su
función: entretener. Estrategias estándar de novela negra: empieza con un
asesinato, va creando diferentes capas de misterio según avanza la narración,
hay historia de amor, hay luchas de poder, alguna traición, giros convenientes,
definición clara de los buenos y los malos, etc. Lo único original que añade es
el toque distópico con la idea de que los nazis ganaron la Segunda Guerra
Mundial, pero en ningún momento profundiza. Pasando el rato.
4 de marzo de 2014
Urbía
Zalacaín el aventurero de Pío Baroja.
Narra las andanzas de un mozalbete apasionado y corajudo,
tan salvaje como natural. El chaval se mete en líos por todas partes. Alto
contenido histórico-político. La prosa es una de las virtudes de Baroja, quizás
no por su exquisitez o su nivel poético, pero sí por su efectividad y su
capacidad de enfoque. Creo que el resultado final no es demasiado satisfactorio,
se digiere bien, tiene momentos entretenidos, pero se echa de menos más
reflexión y algún retazo filosófico.
1 de marzo de 2014
Gilichpollas
La muerte de Iván Ilich de León Tolstói.
Abrimos los brazos para recibir a Tolstói, siempre
bienvenido. Novela corta que me dejó sensaciones contradictorias. Está claro
que los dos primeros capítulos quieren hacernos entrar en calor, pero mayormente
sobran. Nudo y desenlace están bien. Iván, frente a la inminencia de su muerte,
reflexiona acerca de la misma. Descubre que toda su vida ha sido un error, que
mucho forzar la mueca delante de los demás y poco hacer lo que realmente
debería haber hecho. Llega a la conclusión de que si muere sufriendo tanto y relativamente joven es porque
lo hizo mal en el pasado. Es un texto que cumple, no obstante, no me parece una
gran obra. No analiza en profundidad las relaciones con los otros, sólo las esboza.
Falta indagar más en la muerte, presentar un análisis más serio, más feroz,
encarando a la muerte de verdad y desnudándola hasta que piel y huesos desaparezcan
y el lector tenga que afrontar lo intangible.
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