16 de julio de 2025

Se le va la almendra

Almendra
de Won-pyung Sohn.

El niño-narrador-protagonista tiene un problema en las amígdalas cerebrales que le impide tener empatía y sentir cosas básicas. En sus propias palabras: "no experimento del todo los sentimientos, ni tampoco puedo leerlos correctamente en los demás y confundo unos con otros". 
Todos los compañeros le ven como el rarito y se ríen de él, hasta que traba amistad con un niño problemático que creció en un orfanato.

Novela amena con un estilo fluido y una historia absorbente que acaba degenerando en algo demasiado simple y complaciente. Sohn despliega una premisa atractiva y un personaje que funciona bien, pero no los explota satisfactoriamente. Aquí hay ingredientes para lograr algo mucho más jugoso y al final se queda en una lectura entretenida y poco más, con un desenlace (pequeño spoiler a continuación) forzado y excesivamente feliz cuyo objetivo es agradar al lector.

Rescato esta observación (obvia, pero que de vez en cuando viene bien que nos recuerden): "la gente habla a la ligera e incluso desdeña ser común y corriente, pero ¿cuántos gozan de la tranquilidad que implica ese tipo de vida?".

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