Volver a casa de Yaa Gyasi.
Empezamos con arbolito genealógico en las primeras páginas, algo que prácticamente es mi némesis literario; cada vez que veo uno al principio de un libro, echo a correr. En este caso hago una excepción, ignoro el prejuicio y me arriesgo... Y tras 120 páginas agotadoras, el prejuicio se quita un guante y me golpea con él sin piedad en la cara, reafirmando su validez y elevando a cotas inalcanzables su supremacía.
Lo mejor que se puede decir de este libro es que está escrito con eficacia. Todo lo demás entraría perfectamente en la categoría de lo extremadamente soso. No se disfruta la prosa ni el contenido, no hay destellos, no hay ingenio, no hay profundidad, no hay personajes interesantes... Se me escapa por completo qué interés puede tener esta obra más allá de la temática (insípidamente desarrollada) y de dar voz a una mujer estadounidense de origen africano.
Anora
Hace 2 horas
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