23 de marzo de 2014

¡Y cómo hila!

The Age of Wire and String de Ben Marcus.
 
Genialidad y locura se encuentran en un punto llamado Ben y nos brindan esta gran obra. La era del cable (wire) y la cuerda (string), todo es ponerse a conectar información, así lo hará el lector, de la mejor forma posible. Tiene partes narrativas y otras con definiciones de términos. Prosa elegante. Toques de humor. Lo cierto es que es un libro que me parece mucho más relevante que la gran mayoría de heces que traducen las editoriales españolas. Ah espera, que esta novela es "experimental"... ahora entiendo... Nos traducen a Viola di Grado y la chica, en un intento de hinchar el contenido de su novela desde fuera, dice que quería cambiar el significado de las palabras. Vale... Ben Marcus lo consigue de verdad. Un texto que es genial e incómodo a la vez. Coge ingredientes que todos conocemos y los manipula para dibujar un mapa de una realidad que por un lado no podemos entender, pero que por otro lado resulta inteligible. Todo gravita alrededor de conceptos familiares (comida, sueño, casas, agua, fuego, animales), elementos básicos que todo ser humano maneja. Marcus construye un mundo a través de esa familiaridad y al mismo tiempo juega con ella. Acostumbrados a leer libros en los que las palabras parten de una realidad sólida, aquí las palabras construyen esa realidad al mismo tiempo que esa realidad cambia el significado original de las palabras. Se acerca mucho a la idea de La amante de Wittgenstein de Markson, ambos juntan realidad y lenguaje de forma muy efectiva. Si en Markson el lenguaje se presenta como elemento frío, distanciador, desprovisto de toda emotividad, en Marcus el lenguaje tiene un sentido poético y traza unos simbolismos que equiparan esa realidad creada a nuestro mundo, dotándola de una mayor veracidad. Creo que este libro me ha hecho tener una de las sensaciones más extrañas de mi vida mientras leía. El libro común te saca de la realidad y te introduce en la suya, pero esa desconexión de la realidad no es total porque la ficción suele atender a la lógica. Aquí es como si salieras de la realidad que te rodea, como si tú al leer el libro te dieras cuenta de que vives en otra realidad distinta a la del libro y dudaras de tu propia realidad. Solapa con tanta precisión realidad y lenguaje que te hace cuestionar la realidad que te rodea y lo que das por hecho en el lenguaje. Un ejercicio narrativo exquisito, sólo recomendable para los más audaces.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena Condón!
    Parece que tu afición por la lectura en diagonal va cobrando adeptos; fíjate en la última de Tongoy.
    Saludos!

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  2. Tiene pinta de ser un libro muy complicado. Pero quien sabe, quizás me dé por lanzarme: y si lo acabo entendiendo mejor que mejor -o simplemente si lo acabo-.

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