13 de mayo de 2023

Pintuparada

Hacia la belleza
de David Foenkinos.

60% ingerido.
Dejas el libro al lado del contenedor de restos y no lo coge ni Marcel para un ready-made.
Foenkinos te lo da todo masticadito
Basiquito. 
No vaya a ser que sudes un poco.
Los diálogos son tan insulsos y artificiales que parece que se han incluido por protocolo.
Porque hay que dar algo de voz a los personajes. 
Así lo exige la fórmula.
Las notas a pie de página son ocurrencias que no vienen a cuento. 
El autor debe pensar que llevan su texto hacia la belleza o la posmodernidad.
La novela te la vende la idea 
(lo que en Hollywood se denomina high-concept).
Un profesor de arte deja su trabajo para ser vigilante de museo.
Se encienden las luces de applause y cheer.
Problema: la idea no se desarrolla en una dirección enriquecedora.
Problema: la enigmática personalidad del profesor que atrae irremediablemente a la mujer no está nada conseguida.
No veo el enigma. 
El personaje no es más que un esbozo.
Hacia la belleza no ofrece una experiencia estética.
Ni transmite ningún tipo de conocimiento relacionado con el arte.
Ni nada similar. 
Se centra en los lazos entre personas. 
De nada sirve la idea que vende el libro, más que para vender el libro.

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