20 de mayo de 2023

Elm Street

Cuando el Vips era la mejor librería de la ciudad
de Alberto Olmos.

Libro de reseñas y artículos periodísticos en el que Olmos, sorprendentemente, demuestra su talento como escritor, algo que en sus novelas, por lo menos en las que he leído, nunca se ha manifestado. 

"Una beca nos descubre que, al contrario de lo que se piensa, los escritores no necesitan tiempo y dinero para escribir, sino la certeza de que siempre podrían no escribir". Acierta la editorial al poner esta cita en la contraportada, pues es la mejor frase del libro. Olmos trabajando con espada de doble filo:
1. Cuando te dan tiempo y dinero para escribir, no escribes un pimiento (escribes algo malo o directamente no escribes).
2. Sólo escribe de verdad el que no lo necesita para vivir.

En general, estamos ante textos muy amenos, con frases ingeniosas, reflexiones interesantes y un humor que da en el clavo muchas veces. En algunos casos mi visión es similar a la de Olmos, en otros no (perogrullada que viene a decir que mi valoración no se basa en la afinidad de ideas). Me parece especialmente gratificante que el autor hable mucho de libros porque de aquí saco una buena lista de futuras lecturas.*

*En cierto momento dice que Marcelo Lillo está a la altura de Raymond Carver y que el cuento de La felicidad es sublime, añadiendo "si ese cuento no les parece extraordinario, no vuelvan a dirigirme la palabra". Como lector riguroso, en ese mismo instante dejo el libro que tengo entre las manos y leo el relato por internet. Y lo cierto es que me parece un cuento aceptable, pero nada espectacular. Que este texto le parezca memorable pone en duda todos los libros que he apuntado para leer por recomendación suya. Habrá que sacar el escalpelo en la biblioteca.

Si este libro funciona es porque tiene trazas autobiográficas. Olmos pone en práctica esa idea que menciona de que una reseña "solo será buena si habla de mí". Viendo cómo escribe Olmos aquí y todo el recorrido literario que lleva a sus espaldas, no entiendo cómo sus novelas son tan ordinarias. Intuyo que hay cuestiones de ego que a uno le permiten escribir mejor desde el yo que desde una ficción alejada del ombligo de uno mismo, como si el taponamiento umbilical diluyera las capacidades creativas (guiño, guiño).

Apuntes varios en crudo:
- Cuando el autor se viste de corto para alimentar cotilleos pierde galones y compostura. 

- Afirma que "si tengo una buena idea, la prosa se vuelve humilde; si no tengo nada que decir, escribo pomposamente". Buen resumen de lo que ocurre en sus novelas.

- Defiende la claridad narrativa y en la propia pieza habla de Javier Marías como un virtuoso. Supongo que le tendré que dar otra oportunidad a Marías...

- Al final dice que publicar no le preocupa y que lo único que quiere es que sus libros no molesten. O bien muestra una humildad falsa (en comparación con lo que se lee en sus novelas) o una madurez adquirida tras (durante) la paternidad.

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