Libro tan aseadito como plano, con una prosa competente y un manejo aceptable de las elipsis, pero con un aroma excesivamente convencional y hasta repipi en algunos tramos. Quizá lo peor de todo es que parece que el único recurso que tiene Wells para golpear emotivamente al lector es la tragedia personal. Desapariciones, accidentes, suicidios, enfermedades... el pack completo para tocar la fibra al mayor número posible de personas sin pensar demasiado.
Mención especial (con spoiler) para el desarrollo cochambroso que se le propina al personaje de Jules, un tipo que parece observador y sensible, pero que acaba dándole la pistola a Romanov para que se suicide, todo ello sin que aparezca ningún remordimiento. Después de ese desliz, el personaje pierde credibilidad y la novela se va desmoronando a la misma velocidad que él.
Mención especial (con spoiler) para el desarrollo cochambroso que se le propina al personaje de Jules, un tipo que parece observador y sensible, pero que acaba dándole la pistola a Romanov para que se suicide, todo ello sin que aparezca ningún remordimiento. Después de ese desliz, el personaje pierde credibilidad y la novela se va desmoronando a la misma velocidad que él.
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