Doce capítulos relativamente independientes, cada uno de ellos centrado en una mujer. Temas clave: feminismo, racismo, homosexualidad, clases sociales. En la página 266 el sopor se me subió a la espalda de mala manera y sólo pude llevarlo a caballito unos pocos metros más.
Bernardine Evaristo combina un tono juguetón con un estilo bastante juvenil que se apoya en las expresiones coloquiales de los chavales de hoy en día y es bastante fácil de leer. Hay algunas observaciones inteligentes que flotan por ahí sin demasiada profundidad y el texto transmite cierta frescura, pero en general no es una novela especialmente reveladora.
#LondresTenemosUnProblema #CagadasDeEvaristo #WTF:
La dispersión campa a sus anchas en todo momento. Dentro de un capítulo te puedes encontrar varios saltos temporales y cuatro o cinco personajes vagamente esbozados, todos ellos pintados con la misma brocha gorda que utiliza Evaristo para sus protagonistas. Evidentemente, la dispersión impide que los personajes cojan cuerpo.
Siguiendo la misma línea, Bernardine, en lugar de enfocar en situaciones concretas y plantear cierto desarrollo, suele hacer barridos generales por la vida de los personajes, lo que da la sensación de resumen protocolario y refuerza la sensación de que estas mujeres son meros instrumentos para lanzar ideas.
Como conjunto, se podría decir que cada capítulo es una isla. Los personajes están conectados entre sí de manera muy superficial, no hay un tejido sólido ni compacto. Si lo vendieran como libro de relatos cortos, no pasaría nada. Bueno sí, se vendería peor y no se llevaría premios.
#SoyEvaristoReinaDeLaBaraja #PintanBastos
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