Padre e hijo intentan reconectar viviendo un año aislados en una isla de Alaska. Desplegando una prosa sencilla pero efectiva, Vann desarrolla la historia de manera más o menos previsible, tocando los puntos que se esperan de ella (supervivencia, relación paternofilial distante, algún descuido por aquí, algún roce por allá, etc.).
Al final de la primera parte hay un giro tremendamente efectista y poco justificado que arruina por completo la novela. Sigo con spoilers...
Añado esta frase para que respire el spoiler y...
El suicidio del hijo se produce sin apenas desarrollo psicológico y no sirve de justificación eso de que los silencios sugieren mucho o que el padre ha influido al hijo con su conducta de forma sutil... Nada borra la sensación de artificio. Y tras ese suceso, la segunda parte de la novela pierde sentido y acaba convirtiéndose en relleno, lo que a su vez me insta a leer en diagonal hasta el final para descubrir que
No hay comentarios:
Publicar un comentario