Monstruos rotos de Lauren Beukes.
No sé cómo fui capaz de leerme 100 páginas de esta novela. Al principio Lauren Beukes plantea un crimen intrigante, sí, con la imagen potente del niño pegado al ciervo, etc. Pero todo lo demás es bastante pobre. Lo primero que choca es que introduce a cinco personajes en las primeras 50 páginas y además los presenta como si ya los conociéramos, como si estuviéramos en la mitad del libro y ya les hubiéramos acompañado en varias aventuras. Beukes nos obliga a subirnos en un tren en marcha que ni siquiera reduce la velocidad para esperarnos.
Aunque velocidad no es precisamente lo que exuda la prosa, más bien lo contrario. Y a esto hay que añadirle unos diálogos que tienen tantas ganas de ser originales y graciosos que acaban siendo forzados, con un tonillo jocoso que se aplica a casi todos los personajes y que no resulta nada convincente. Y lo peor de todo es que, pese a tener su crimen y estar ambientada en un Detroit decadente, la novela no es interesante ni absorbente, básicamente porque Beukes se olvida por completo de crear una atmósfera inquietante.
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Hace 6 horas
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