28 de octubre de 2021

Colum de Mileto

Apeirógono
de Colum McCann.

Estructura fragmentaria con referencias matemáticas.

Difícil hablar del libro sin desvelar sus entresijos.

El objetivo de Colum McCann es noble: buscar el entendimiento entre palestinos y judíos. Para ello se centra en las historias de Rami y Bassam, un judío y un palestino que han perdido cada uno a una hija por actos violentos alimentados por el conflicto entre Palestina e Israel.

Sus historias se van alternando entre sí... con anécdotas, información sobre pájaros, armas, figuras históricas, etc.

Cada fragmento una semilla de una granada. Cada fragmento un elemento de la metralla que despide una granada de fragmentación.

El texto funciona mejor a nivel conceptual y estructural que a nivel puramente literario. Se pueden aplaudir sus ideas, pero la prosa deja mucho que desear y es difícil saborearla.

McCann utiliza el concepto de apeirógono (polígono infinito) para hablar de las infinitas caras que tiene el conflicto de Palestina e Israel y cómo, paradójicamente, puede ir desdoblándose hasta el infinito si sigue predominando el ojo por ojo.

En la página 136 (edición en inglés), el autor señala que para Borges sólo hacen falta dos espejos mirándose el uno al otro para formar un laberinto. Esta idea se materializa con una estructura en espejo, 500 fragmentos + 1 fragmento + 500 fragmentos, cuyo pico es el centro del texto. El espejo enfrenta al individuo palestino con el israelí. El laberinto equivale a ese polígono infinito que definiría al conflicto.

1.001 fragmentos como en Las mil y una noches. Si Sherezade le cuenta historias al sultán para que no la mate, McCann con su libro intenta distraer a israelíes y palestinos para que no se sigan matando entre ellos. *Mi mujer puntualiza que no es así, ya que el propio autor dijo en una entrevista que lo que busca con esa referencia es que el libro sirva para recordar a las niñas fallecidas (que las niñas nunca mueran). La verdad es que me gusta más mi interpretación y creo que se llega a ella de una forma más natural (las intenciones del autor no siempre están bien plasmadas en el papel).

Puesto que el fragmento individual de la mitad de la novela es bastante revelador e impactante y se convierte en el clímax de la misma, la segunda mitad tiene menos fuerza y resulta algo redundante. Da la sensación de que el autor se ve obligado a proseguir la escritura únicamente para completar la idea estructural.

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