19 de julio de 2022

Skeletal

Quedan los huesos
de Jesmyn Ward. 
 
Historia de una familia de Misisipi que está sumida en su día a día mientras de fondo se va acercando el huracán Katrina. Jesmyn Ward se centra principalmente en tres hilos narrativos: uno de los hermanos quiere cuidar a toda costa a su perra y sus cachorros, la hermana de este (la narradora) tiene problemas "amorosos" y el padre está preocupado por el huracán y se dedica a proteger la casa.

Jesmyn Ward es movimiento sin descanso, presentando constantemente acciones de los personajes, lo cual resulta atractivo en las primeras 100 páginas, sobre todo gracias a la calidad de su prosa. El problema es que en la segunda mitad de la novela, ese dinamismo permanente da visos de algo incompleto, ya que falta alguna cucharada de reflexión o introspección que nunca aparece, o por lo menos algo de variedad narrativa que impida que los tres hilos se vuelvan repetitivos. Ward consigue dar mucho impulso al texto a través de ese desfile de actividades, pero no se da cuenta de que está construyendo una mesa de tres patas.
 
Quizá lo más reprochable es que da la impresión de que la autora pasa por encima del huracán sin ninguna profundidad, desaprovechando el suceso. Cabe mencionar que el Katrina no se manifiesta de verdad hasta la página 215 (de 258, en la edición de Bloomsbury). Ward hace un retrato de esta familia y parece que el huracán es un acontecimiento más de su vida. No refleja bien la magnitud que este incidente debería tener en sus vidas y en el conjunto de la novela. Y después de este desliz uno empieza a dudar de la función del huracán, como si se hubiera usado sólo para generar algo de suspense o, lo que es peor, como reclamo para vender el libro.

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