Hundido hasta el cielo de Richard Fariña.
Lo cogí porque el prólogo lo firmaba Pynchon y lo ponía bastante
bien. ¡Thomas, mentiroso! ¡Sal de tu agujero que te voy a decir un par de
cosas! (Ojo con el prólogo del señor Thomas, que si te descuidas el cabrón te
desnuda el libro... aunque al final no hubo problemas porque aguanté 40 páginas).
Estilo plagado de frases cortas repletas de enumeraciones irritantes, llagas en
la boca que te escuecen al comer y te impiden saborear el guiso. Estilo
repetititivo, y aquí las llagas se transforman en cocodrilos. Aparte de esto, a
Richard se le ve que quiere parecer guay, mostrando su vida de campus, de risas
por San Francisco, colega, que si las chatis, unas cerves, que si te meto un chiste cool por aquí, una
charla intelectualoide por allá, etc. Me recordó en cierta manera a Los vagabundos del Dharma de Kerouac, pero
sin la carga espiritual ni la naturalidad de éste. Sin miedo a ser excesivo,
diría que es una obra bastante desagradable: enumerativamente repetitiva y con
ganas de ser guay.
La primera frase es aplicable a Stone Junction.
ResponderEliminarPopSub.
Lo tengo pendiente :)
EliminarPara mí, una decepción desde el principio. El autor no se esfuerza nada en poner a los personajes donde quiere que estén y luego con un poco de realismo mágico le pone la guinda al pastel y todo listo; consiguiendo con todo ello que resulte forzado y poco creíble. Este fue mi veredicto. Otros tienen otros mejores.
EliminarIdem.
Stone Junction lo compré con ganas y fue una decepción...me interesaron sólo las 50 primeras páginas
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