El autor está de pie sobre el ring con los brazos bajados, estático,
normal que el rival, lector boxeador, deseoso de recibir golpes, renuncie a la pelea por aburrimiento. Cees gana por pasividad. El narrador divaga y divaga, no
impacta, encaja palabras sobre el papel pero las palabras no encajan ni un
golpe. Está en Lisboa, luego en Amsterdam, bien, de acuerdo, mitología, sí, el desayuno, vale, y
qué... El estilo no es del todo bello, no sé si por la traducción, pero es algo
atascadizo. Tenía grandes esperanzas puestas en él. Una lástima.
Anora
Hace 5 horas
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