29 de septiembre de 2013

Swi géneris

Los bosques de Upsala de Álvaro Colomer.

Aguantas 50 páginas máximo. Quiere ser Bernhard pero no puede, lo más cerca que está de él es al principio, en la cita que incluye en el texto. Tema principal: el suicidio. La novia es depresiva y tiene intentonas. Y la encuentra tirada en casa, se la llevan al hospital y no pasa gran cosa. Todo ello ambientado con una superficialidad sobrecogedora, ni un ápice de profundidad, ni una introspección digna. Está tratando un tema que es determinante, la muerte, el suicidio, un tema que en sí mismo ya tiene fuerza, y no es capaz de mantener lo que ya tiene, es más, la carga emocional y psicológica que a priori empapa a un lector que se enfrenta con un texto sobre este tema se difumina con las palabras, porque éstas no dicen nada, el autor las usa para que avance la acción no para profundizar. Quizás el error es asumir que por tratar un tema oscuro el texto ya pasa a los dominios de Satán y todo lo narrado adquiere el poder y la oscuridad de las tinieblas sin necesidad de que prosa y contenido acompañen. La prosa también se las trae. Repite "en verdad" varias veces, y creo que es un término muy cercano a lo coloquial y que no suena del todo bien: "una puerta en verdad trampilla del infierno", parece de broma, la imagen también es de broma. También repite "de súbito", que bueno, no queda mal, pero refleja falta de recursos. Si voy más allá: que toda la intensidad o el giro de una situación recaiga en una expresión adverbial también denota incapacidad para guiar la acción con la prosa. Ojo, que hay un oxímoron, pero en negativo, porque el  autor quiere mostrar vocabulario variado, véase "emplearé la escalera" en lugar de "usaré", pero repite "en verdad" y "de súbito" varias veces. Incluye muchas palabras que no vienen a cuento por amor a la exhibición: "áptero" en vez de "sin alas", "parihuela" en vez de "camilla", "desbarajustó" en vez de "descolocó", "remembranzas" en lugar de "recuerdos", "hipidos", "enuresis", etc. Manejo dudoso de las comas hasta el punto de cometer faltas de ortografía. Y el idilio con las comas continúa con el uso reiterado de subordinadas entre comas: "camino junto a un montón de tarados que, aun cuando al presente se muestren serenos, podrían cambiar de actitud en cualquier momento", y le perdonamos la disonancia de la frase. Bien, pues estas subordinadas con comas atascan el ritmo y resultan poco orgánicas, demasiado ordenadas, se percibe al escritor entre bambalinas planificando las frases, no fluye de forma natural. La guinda al pastel: "habríamos de sufrir", "habremos de padecer", etc., sin ton ni son, en un alarde de culturismo verbal. Desconozco la calidad lectora de este país, pero es raro que casi todas las reseñas hablen bien de este libro. ¿Serán todo amiguetes? Rectifico: la calidad lectora de este país es pésima, atienden más al nombre y a la influencia social que al texto.

27 de septiembre de 2013

911

Windows on the World de Frédéric Beigbeder.

11 de septiembre. El teléfono de emergencias parece que no funciona. Un padre de familia está desayunando con sus hijos en el restaurante de una de las Torres Gemelas y le pilla el atentado. Por otro lado, un francés reflexiona sobre lo ocurrido desde el futuro. Alterna entre reflexiones y lo que sucede en las Torres Gemelas tras el impacto del avión, desde el punto de vista del padre. Muy dinámico. El tono alterna entre la broma y la seriedad. A favor: buen estilo, sinceridad, humor negro, crítica al sistema capitalista, alguna reflexión interesante. En contra: cinismo, digresiones poco acertadas a veces, simplificación en algunos razonamientos, efectismos relacionados con el sexo o las drogas. Presenta una relación amor-odio hacia Estados Unidos, y viene a decir que casi todo el mundo los odia, pero que al mismo tiempo los ama.

25 de septiembre de 2013

Chinglish

Breve diccionario chino-inglés para enamorados de Xiaolu Guo.

¿Por qué este libro? Porque supuestamente es una de las mejores novelistas jóvenes de Britania. La autora lo ve claro: no tengo nada que decir, escribo una historia de amor que siempre resuelve y luego añado algo que la haga diferente y bombazo. Afortunadamente, mi sentido arácnido me hizo dejarlo al sobrepasar la página 100 y no perdí tanto tiempo. Argumento: una china llega a Inglaterra y habla inglés mal y eso se refleja en una prosa voluntariamente incorrecta. Como está aprendiendo, inicia los capítulos con palabras y definiciones del diccionario. Al principio los artificios resultan simpáticos, después todo parece una broma que enfatiza lo vacío que está el texto. Casi todo el humor, aparte de ser bastante sencillo, está basado en el lenguaje y las diferencias culturales, lo que me invita a afirmar que hay clichés humorísticos, te puedes hacer una idea de las bromitas que se gasta, en español sería como la típica de la extranjera que va a la carnicería y pide un kilo de polla. Aunque papá cliché es la ingenuidad extrema de la visitante, mil veces vista en capítulos anteriores, que añade incluso más humor sencillo si cabe. La historia de amor entre persona oriental y persona occidental donde la primera representa la fidelidad, el amor, el apego, la tradición y la segunda la apertura sexual, lo liberal, lo desapegado, no aporta nada nuevo, aparte de que se fundamenta en un estereotipo y no en la realidad. Y qué pasa, que no hay profundidad, no hay contenido, que el tratamiento de los artificios es demasiado infantil y simple, que es superficial en su análisis de la sociedad inglesa y de occidente en general, que la ingenuidad de la protagonista sirve para no tener que profundizar demasiado y el desconocimiento del idioma para que la prosa sea normalita, ambos rasgos buscando a su vez generar una personalidad que resulte agradable al lector y active su empatía. Si hay juegos de mesa que recomiendan la edad óptima del usuario poniendo un +12 en la caja por ejemplo, este libro debería llevar, siendo generosos, sin anular totalmente sus posibilidades mercantiles, un -20 en la portada.

23 de septiembre de 2013

Mal a bares

El circo de Juan Goytisolo.

Llegué hasta la mitad con dudas sobre el mantenimiento de mi esfuerzo lector. Busqué por internet y leí que el propio autor decía que era una obra mediocre. No necesito más. Culebrones y telenovelas son su inspiración. Chismes y cotilleos y la importancia de la sociedad. Algo de picaresca. Original quizás el salto de una escena a otra, para la época. El estilo y la prosa aprueban, pero no son gran cosa. Intentaré buscar su excelencia en otra obra.

21 de septiembre de 2013

La brasa humana

La fortaleza de la soledad de Jonathan Lethem.

Para empezar ya el título da un poco de repelús. Gracias a él se advierte que la novela quiere ser grande, tiene pretensiones, y al mismo tiempo, que destila cursilería y cierta búsqueda del efecto emotivo facilón. Lo siento Jonny, pero sólo pude aguantar 100 páginas del aroma de tu ambición. Estilo: "La capucha forrada de borreguito de la parka atada alrededor del cuello, la visión en túnel reducida todavía más por la cabeza gacha, el campo abarcable por la vista del chico se limita a los dedos de los pies enfundados en zapatillas Converse atacando alternativamente una ventana oval que enmarca ráfagas cambiantes de pavimento". No escribe mal, construye bien las frases, pero la cantidad de información irrelevante es abrumadora. Hay muchas de éstas. Cansa, falta agilidad, sobran datos innecesarios, cada vendaval de irrelevancia prosística añade una nueva piedra al saco que cuelga de cada párpado, de tal forma que según se avanza, cada vez cuesta más levantarlos para seguir leyendo. ¿Obra maestra de la literatura norteamericana? Lo dudo, aunque ganas no faltan. Salta a la vista que el autor quiere que los demás vean lo bien que escribe. Esas ganas de impresionar hacen que se recree demasiado con el lenguaje para contar cosas intrascendentes, se percibe que quiere parecer un gran narrador en todo momento, no se relaja, quiere bordarlo en todos los huecos. Jonny se sentó en su escritorio neoyorquino brooklyniano, se puso la gabardina de escritor y pensó: "os vais a cagar del novelote que voy a hacer". Y entonces en 100 páginas no sucede gran cosa, pero queda claro que el escritor sabe hacer piruetas. Aparte de esto, el texto desprende un tufillo a moralina sobre el racismo que es poco plausible y rezuma clichés infantiles por todos los poros de la celulosa. Como con eso no basta, con Jonny nunca basta, todo es poco, también intenta ser moderno incluyendo referencias a comics, graffiti, béisbol, intentando poner 3 en 1 en la prosa, desengrasando, eclipsando la pesadez con anzuelos, intentando aumentar el rango de lectores como el pedófilo que regala caramelos a la puerta del colegio.

20 de septiembre de 2013

Saturada

La Tercera Guerra Mundial de Ismael Grasa.

Resistencia máxima: página 53. Es muy sencillo, el autor escribe lo que le sale de los cojones y pretende que me lea el libro entero. Lo llevas claro. Relata anécdotas más o menos aleatorias sobre una familia. Es una novela a pedazos, poco compacta, muy azarosa, no transmite elaboración, no hay un desplazamiento claro hacia ninguna parte. Tampoco hay gran estilo, tampoco hay gran reflexión. Tiene algún toque humorístico, aunque en ningún momento me reí, ni de esa risita pequeña que aparece por dentro como si el brazo de un titiritero te hiciera cosquillitas en el pecho. Nada. Lo que más me llamó la atención: la portada.

18 de septiembre de 2013

Sangue sabur

La piedra de la paciencia de Atiq Rahimi.

Piedra a la que descargas todos tus secretos y sufrimientos y ella los absorbe y acaba explotando. Y así te liberas de lo más oscuro de ti. Metáfora del marido de la mujer protagonista que está tendido en la cama sin reacción alguna, moribundo, por culpa de un balazo, en plena guerra. La mujer, mientras le cuida, le va contando sus historias, él no responde. La prosa está bien. Lo más interesante es la relación entre lo físico y lo espiritual. La piedra, el cuerpo del marido y Alá son la misma cosa, un elemento pasivo liberador, un saco de boxeo para la tensión interna. Cuando un soldado entra en casa de la mujer, ella le dice que es puta, y entonces éste la rechaza, sin embargo, más tarde ese mismo soldado disfruta viendo cómo se la folla otro. Ahí se ve cómo la religión musulmana desprecia el plano físico de la existencia, pero por detrás reconoce su necesidad, lo que supone un alto grado de hipocresía. El autor nos dice que para descargar los conflictos internos disponemos de un elemento espiritual y de otro terrenal. Si bien Alá es el espiritual y recibe alabanzas y rezos, para el hombre musulmán la guerra y la mujer (relación pene-ametralladora) son el físico. La mujer es vista como un cuerpo con el que aliviarse, bien sea eyaculando en su interior o descargando con violencia las frustraciones masculinas. Más allá, viene a decir que la mujer es más espiritual porque se descarga con Alá y si lo hace con su marido es porque está en coma, mientras que el hombre es más materialista ya que descarga sus conflictos internos a través de la guerra y de la mujer.

16 de septiembre de 2013

Club Palahniuk

Manual del contorsionista de Craig Clevenger.

Prosa a lo Chuck Norris, digo, Palahniuk (¡club de la comedia!, titiri titi titiri titi) (¡mejor de la lucha!) (madre mía, eres el rey del humor) (¿lo dudabas?). Con razón sale Chuck en el escaparate contraportadil comiendo ano. Y va de un falsificador que oculta su identidad, metáfora: se siente como un contorsionista. Suena bien, pero el texto en sí mismo no transmite nada. Blablabla sobre la identidad dicen algunos, falacias, aparte de que no profundiza existencialmente, ¿por qué necesita tener nombres falsos?, no es demasiado riguroso, no hay una base sólida, el motivo no es otro que generar misterio y mostrar su gran inteligencia y habilidad para falsificar y engañar a los demás, y conseguir así que el lector sienta lo guay que es el tío y cuánto le gustaría estar en su piel (técnica añeja). Se salva el primer tercio del libro, bien escrito, sugerente, atractivo, con detalles psicológicos y cierto análisis del lenguaje corporal interesante. Luego eso se repite y deja de funcionar tan bien como al principio. Algo que tiene el autor es la capacidad de intensificar los momentos (muy Chuck también), consigue que el enfoque de la situación sea más concentrado, impacte más al lector. Está bien, el problema es que esto sólo sucede 4 o 5 veces en más de 300 páginas y no soy un lector de los que aguanta el desierto para refrescarse en los oasis. Tras pasar el centenar de páginas, el autor empieza a trazar círculos sobre lo mismo, la falsificación, el hospital psiquiátrico, las drogas, los negocios chungos, el sexo gratuito (no porque no pague, sino porque funciona como recurso efectista), etc. Y no pude terminarlo, etc.

14 de septiembre de 2013

Cab

Taxi de Khaled Al Khamissi.

Más periodístico que literario. Conversaciones del autor con varios taxistas que revelan su perspectiva sobre Egipto. Se muestra un país plagado de pobreza, de corrupción política, de gente trabajando mucho para subsistir, de caos, de contaminación, de delincuencia, de choques religiosos... Aparecen bastantes chistes y anécdotas que intentan suavizar la cara más amarga de la realidad. En general, consigue un retrato muy interesante de la sociedad egipcia. Cierras el libro y te vas con la sensación de que sabes un poco más de Egipto.

12 de septiembre de 2013

El hype

Todo arrasado, todo quemado de Wells Tower.

Gente de la que no te puedes fiar cuando veas que recomiendan un libro: The Times, Sunday Business Post, Daily Telegraph, Herald, Guardian, Observer, London Review of Books, Michael Chabon, Sunday Times, Independent, Financial Times, Metro. Según ellos este libro de relatos es acojonante, uno de los mejores del siglo 21. Según mi percepción es normalito tirando a mediocre. Relatos más o menos realistas que quieren ser emotivos y algo misteriosos (porque no hay para más). Y aparecen padrastros y madrastras por todas partes (totalmente innovador) y cierta ambigüedad que a falta de recursos intenta conseguir que el lector vea mensajes donde no los hay. Definición del libro: conjunto de palabras aglutinadas cuyo centro de gravedad reside en las últimas páginas de cada relato. Y es tan malo que sabes que cada relato es una mesa que tiene tres patas y que cuando llegues al final la mesa caerá por donde falta la cuarta pata, y la mesa cae, pero no hace ruido cuando choca contra el suelo porque ni siquiera choca contra el suelo. Los de marketing sabían que eran piedras, pero las pintaron de colores llamativos y las vendieron como M&M’s.

11 de septiembre de 2013

Teta, caca, culo, pedo, pis

Zazie en el metro de Raymond Queneau.

Tronco, he leído por ahí que la novela del colega éste es de las primeras que utiliza lenguaje vulgar y coloquial con el fin de retratar a las clases más bajas, y que por lo visto al tío se la sudaba el elitismo y todo ese grupito de académicos defensores de la alta cultura. De puta madre, aceptamos pulpo como animal de compañía, lo que pasa es que más allá de ese detalle, y voy a intentar darle continuidad al chiste, el libro es un puto truño. La trama está compuesta por una gilipollez tras otra, no tiene sentido, es estúpida, infantil, aleatoria, no hay dirección. ¿No habrá una forma mejor de presentar el lenguaje coloquial? ¿Es necesario que todo lo que rodea a la idea carezca de calidad? El motor de este mojón son los diálogos, esto es, conversaciones insustanciales, bajas en calorías. Reconozco que al principio tiene su gracia y el humor está bien, pero cansa rápidamente. Mi lado optimista ha llegado a pensar que es un libro para niños, pero no puede ser porque aparecen algunas insinuaciones pedofílicas y no corresponde. Este libro hace que te sientas tonto, porque tan tonto es el que escribe tonterías como el que las lee.

9 de septiembre de 2013

Vidiadhar con sombrero

Miguel Street de V. S. Naipaul.

Relatos más o menos conectados. Describe las andanzas de los habitantes de Miguel Street, una calle de Puerto España, capital de Trinidad y Tobago. Buena prosa, sin complicaciones, fluye a la perfección, buen trato a los personajes, historias entretenidas, algo de humor... todo en orden. Es probable que haya bastantes detalles relacionados con su vida. Destila humildad y cierta crítica a la sociedad patriarcal. No presenta grandes ideas o reflexiones, pero está bastante bien.

8 de septiembre de 2013

Oremos

El no va más de Stanley Elkin.

Prosa bastante buena (a pesar de la pésima traducción). Interesante argumento y desarrollo. Falta potencia y el contenido queda algo confuso. Casi todo sucede en el más allá, bien en el cielo, bien en el infierno. Tiene mucho humor (a veces bueno, a veces malo). Incluye escenas en las que se burla de José, María, Jesucristo... La trama evoluciona de forma fragmentada y se dispersa un poco. Esto último emborrona ligeramente la claridad del texto, aunque quizás el objetivo es imitar la aleatoriedad caprichosa de Dios, el creador (conexión escritor-creador). Un Dios que manda al infierno a personas que aparentemente son buenas y que incluso han sido asesinadas. Una crítica a la supuesta bondad de Dios y a la gratuidad de sus juicios. Un texto interesante, por la prosa y por el contenido algo diferente, pero falto de fuerza. Golpea pero no tumba.  

6 de septiembre de 2013

Área de la novela = 0

Vida de Pi de Yann Martel.

Dividida en tres partes, si aguantas hasta la tercera eres un machote (machota). La primera describe las andanzas de Pi en el zoológico. Para mí es la parte más interesante del libro por la información que comparte sobre los animales y los zoológicos y porque el tono infantil todavía no molesta. Desmenucemos esta parte. Desde el principio se advierte que el libro es infantil. Frases como: "Asentí con tanta fuerza que me extraña que no se me hubiera partido el cuello y se me hubiera caído la cabeza al suelo", se quejaba de dolor "como una boa constrictor que se acaba de tragar un cortacésped", "tan impensable como si la luna se prendiera fuego", etc. Situaciones como: el chaval tiene un trozo de pan en las manos, se asusta, el pan se le cae y aterriza en una boñiga de vaca, o cuando el chaval invita a un profesor al zoo y éste le pregunta si las rayas de la cebra se pueden borrar, y lo pregunta en serio. También hay cierta dispersión en temas religiosos, hay un trozo en el que te machaca a religiones sin ni siquiera profundizar en ellas. Después de haber leído la segunda parte, te das cuenta de que la primera no tiene nada que ver, es puro relleno, quizás lo del zoológico sirva, pero lo de las religiones resulta muy gratuito, como un intento de expandir la dimensión del texto. Algún cliché también asoma, en un razonamiento no sé quién llega a la conclusión de que lo fundamental en la vida es el amor... barato barato. En la segunda parte Pi y su familia van hacia Canadá en barco con el zoológico a cuestas. Y el barco se rompe y él cae a un bote salvavidas, y aquí empieza el chiste de verdad. Se hunde el barco, mueren un montón de personas, mueren muchos animales, mueren sus padres (o desaparecen, no se sabe), pero él ni se inmuta, no hay emociones, no hay pena, no hay tristeza, es un cyborg, ni siquiera hace un comentario. Luego el bote salvavidas al que cae parece el campo de fútbol de Oliver y Benji, caben el niño, una hiena, un orangután, una cebra y un tigre. Pero espérate que después te dice que el bote mide 8 X 2 X 1 (largo, ancho y alto), visualízalo. Y la mofa no es sólo que no caben ni de coña, es que el chaval tarda 20 páginas en ver al tigre, ¡lo del tigre le pilla por sorpresa! Claro, es que el tigre estaba debajo de una lona, porque allí en la India cuando compras un bote salvavidas te viene con tigre incluido. Tras este banquete de inverosimilitud, el autor empieza a describir el bote dando cifras y medidas que son irrelevantes, como intentando justificar la jugada, como si el lector viera los números y dijera "ahhhmigo, entonces sí". No acaba aquí. Amante de las listas y los inventarios, aparecen 3 o 4 en el libro, por supuesto, todos ellos irrelevantes, resumiendo: ¿al lector qué le importa que en el bote haya "4 bengalas cohetes con paracaídas" o "2 cubos medianos de plástico color naranja"? Lo peor es que se tira 100 páginas describiendo lo que hace Pi en el bote y por si todavía te quedan ganas de seguir leyendo monotonía, te incluye una lista con las cosas que hace cada día en el bote. Un genio. Y más genial todavía si consideramos que ha creado una basura y le han hecho una película.

4 de septiembre de 2013

Cang Sino

Las baladas del ajo de Mo Yan.

La prosa es muy equilibrada, pero la temática y su tratamiento distan mucho de lo que podría ser un buen libro. Chico se enamora de chica, chica se enamora de chico, pero chica ya está prometida, rollo matrimonio a dedo, muy oriental, y entonces tienen que luchar contra la familia. Todo esto rodeado de campos de ajo y campesinos currantes. Por otro lado, con un salto temporal, el chico está en la cárcel por temas políticos. Y el flamante Premio Nobel se tira 150 páginas que si el chaval en la cárcel que si su amigo en la cárcel que si los hombres del poder son muy malos y los trabajadores no tienen para comer y el comunismo y pobrecitos campesinos y en ese momento ya me he ahogado de política y de pena y de tipiquez porque entré sin flotador. Si es posible hacer un libro cuyos ejes son los clichés, Mo Yan lo ha hecho. Porque todos sabemos lo malos e injustos que son los de arriba. Y también sabemos la putada que es no poder casarte con la mujer a la que quieres porque ya está prometida. Todo eso lo hemos visto miles de veces. Aparte de los clichés, este libro se queda estancado en un microcosmos. El texto sería aceptable si partiendo de lo específico el autor nos mostrara un dibujo más general, válido para cualquier ser humano (ejemplo a bote pronto: Desgracia de Coetzee), pero no es así. Será un grito contra el sistema chino, será la voz del pueblo, será una historia de amor inolvidable, será un análisis exhaustivo de la China más profunda, pero a mí me parece aburrida, simple y corta de miras. Insisto una vez más, en su época (1988) el libro sería muy útil, mostraría la realidad china en su dimensión rural, sentimental y política, y tendría cierto valor divulgativo y de propagación del conocimiento, pero hoy en día que podemos saber cualquier cosa de cualquier región gracias a internet, no tiene sentido. El tiempo ha matado su valor. Por cierto, ¿cuántos Nobel se han dado ya por criterios sociales y políticos en lugar de por calidad o valor artístico de las obras?

3 de septiembre de 2013

Ser buena persona

Un hombre sin patria de Kurt Vonnegut.

Autobiografía que pone a caldo a su país. Crítica inteligente, con humor, bien escrita, que intenta dejar en gayumbos al sistema estadounidense y al capitalismo en general. No es novela, no es ensayo, no sé lo que es. Va saltando de tema en tema, no sólo critica, también comenta algunas injusticias globales, cuenta algunos chistes, da consejos sobre escritura, sobre la vida, etc. Y es que todos deberíamos movernos en la misma dirección, luchando por un planeta más justo, más limpio, más honrado, más amable. Lectura muy entretenida y recomendable.

El antihéroe

Dinero de Martin Amis.

El estilo es bastante atractivo, ágil, irreverente, de chico malo con pasta que disfruta de la vida. Escribe bien, el problema es que no escribe nada. Leí 100 páginas y lo dejé. Repetición constante de lo forrado que está y los cubatas que se toma y lo borracho que es y las putas con las que se acuesta y los viajes que hace y la peli que va a rodar y el dinero que va a ganar. Así como lo cuento podría parecer interesante, pero no, no pasa nada, monotonía, no hay dirección. Se levanta cierta brisilla crítica contra el capitalismo y la sociedad, pero vagamente. Una mezcla de Ellis, Beigbeder y Houellebecq, pero que te deja indiferente.

2 de septiembre de 2013

Retrato del inmigrante latino

Cromos de Felipe Alfau.

Esperaba mucho más de esta novela. Ligera decepción. Tiene recursos metaficcionales que para la época son bastante modernos, véase por ejemplo: una novela dentro de la novela con reflexiones entre el personaje autor y el personaje que opina sobre la obra. De esta manera el autor remarca la consciencia que tiene sobre el texto y reflexiona sobre el acto creativo. El estilo es demasiado especulativo, falta acción. La prosa está bien, pero no fluye todo lo que debería, tiene cierto aire antiguo, no transmite frescura. La historia de la novela interior avanza a marchas forzadas por culpa de sus cualidades culebronescas. La novela en sí tampoco es que se deslice, falta orientación y agilidad. En general, describe lo que supone ser un inmigrante español en Estados Unidos, con muchos guiños a la patria y alguna que otra reflexión sobre los yanquis. Interesante a ratos. Se aprecia profundidad y ganas de proponer cosas nuevas, lo que está muy bien, pero falla el estilo y algo de claridad en el desarrollo. El estilo rocoso unido a una fragmentación demasiado estática en su contenido hacen que el recorrido pierda velocidad y que el lector tenga la impresión de que está leyendo sin avanzar en el texto.