30 de julio de 2014

Tranquilo majete en tu sillón

Tranquilos en tiempo de guerra de Cristian Crusat.

Relatos sobre relaciones humanas y poco más, como si describir los dos extremos de una cuerda fuera suficiente para entender el funcionamiento y la tensión del conjunto. A esto creo que lo llaman realismo, la superficie de las cosas elevada a la enésima potencia. Y cada relato es una oda a la banalidad. Quizás en la vacuidad de los textos está la gracia y es ahí donde reside su profundidad. Quién sabe. Hay un relato que parte de una idea bastante original, el del espacio-balcón, con una especie de astronautas y tal, pero luego no va a ninguna parte, no hay resolución, no hay impacto, gárgaras que ni traga ni escupe, se quedan ahí a ver si algún fenómeno de la naturaleza o el mismísimo Jesús Cristo en persona baja para convertir el agua en vino. Esa ausencia de puñetazo es común a casi todos los relatos. Lo más positivo es la prosa, muy cuidada y con un fluir muy suave. Si tuviera algo relevante que decir podríamos estar ante un autor a considerar. Habrá que explorar otros terrenos para ver si la cosa mejora.

27 de julio de 2014

Picores vaginales

Damas chinas de Mario Bellatin.

Un ginecólogo que se va de putas. Parece que el objetivo era extender esa idea hasta las 100 páginas y a ver qué salía. Y salió algo intrascendente en grado sumo. Sólo es posible completar la lectura aguantando la asepsia narrativa y las diversas expresiones malsonantes que te vas encontrando ("me les acerqué", "conozco una que otra lejana experiencia"... que lo mismo en su español de Perú-México suena bien). El autor busca levantar "una que otra" emoción en el lector y salir del paso. La segunda parte del texto cambia a una narración en tercera persona que lo único que consigue es que el texto pierda cohesión, a pesar de que el hilo conductor está claro. Desconfío de todo aquel que tiene 50 años y ha escrito más de 20 novelas. Desconfío de todo aquel que ha escrito más de 20 novelas. Si a esto le sumamos las poses para la foto...

25 de julio de 2014

Cayó de un ciruelo

Política de Adam Thirlwell.

Joven talento inglés. Primer acercamiento literario. Resistí 80 páginas. Empieza con una larga escena de sexo anal, porque le tienen bien enseñado al chaval, sabe que generar efecto es lo primero, más importante y primordial. Luego quiere ser ingenioso y... "Nana no podía no ser bella. Probó a no serlo alguna vez, pero seguía siéndolo. Eso nos dice ya lo guapa que era". Escalofriante. La prosa es simple (que no sencilla). La profundidad psicológica de los personajes y del narrador es mínima. El ritmo es lento. Los personajes se describen con palabras más que con actos. No hay trascendencia. Algún guiño superficial a la lucha de clases y razas, poco más. Añade nombres de arquitectos y escritores para intentar corregir la irrelevancia, pero se le ve el plumero y parece pretencioso. Utiliza recursos metanarrativos de forma ingenua para mendigar la simpatía del lector. Dicho llanamente: historia de amor rancia, aderezada con sexo, cimentada en unos recursos literarios bastante pobres, con la cual no merece la pena malgastar el tiempo.

23 de julio de 2014

Colegas del collage

The Jirí Chronicles & Other Fictions de Debra di Blasi.

Libro de relatos que juega con los espacios y las tipografías y combina emails, recortes de periódicos, dibujos, fotografías, cartas, etc. Los primeros relatos me parecieron más poéticos, con una prosa muy cuidada y mayor impacto en las entrañas del lector. Según avanzas, la intensidad baja, dando paso a la locura. ¿Quién es Jirí Cech? Criticando el racismo, el sexismo, retratando a una familia de forma muy peculiar, buscando la esencia de un misterioso animal, y moscas, ¿por qué las moscas?, moscas. Un libro que consigue innovar y romper lo establecido, pero que no logra trascender, ya que se aprecia una preocupación máxima por la forma y casi ninguna por el contenido (a mí no me dijo gran cosa). Bien jugado en la primera parte; poca intensidad y mucha parafernalia tras el ecuador; en los minutos finales uno acaba dejándose meter un gol para evitar la prórroga.

20 de julio de 2014

Sequía

La inundación de Yevgueni Zamiatin.

Una historia de celos en la que una mujer mata a hachazos a otra que empezaba a ocupar su lugar en la casa. Y no hay más. Hachazo en el cráneo porque quería tener un hijo con su hombre. Relato escueto. Prosa sencilla. Nada relevante (he leído reseñas que aplauden la profundidad del análisis psicológico... ni caso). Una inundación que intenta enlazar simbólicamente con la incursión de la otra mujer en su casa (inunda la casa con su presencia) y con el embarazo posterior (el bebé inunda el vientre). Y eso es to eso es to eso es todo, amigos.

18 de julio de 2014

Bucler

El vagabundo de las estrellas de Jack London.

Completado: 300/400 p. Estamos ante las últimas palabras de un tipo que está en la cárcel condenado a muerte. Se comporta mal y le meten en el cuarto de castigo donde se queda incomunicado. Sin embargo, otras dos personas que llevan un tiempo en cuartos paralelos han desarrollado un sistema de golpes para comunicarse. Lo aprende. Se comunica. Etc. La idea principal es la separación de cuerpo y espíritu, ya que el protagonista tiene una especie de capacidad sobrenatural (que podrían ser alucinaciones) que le permite trasladarse a épocas remotas y vivir otras vidas. Así, lo que nos dice el autor es que cada uno tiene múltiples vidas (un espíritu que va cambiando de cuerpo) y que hay que sufrir situaciones extremas de dolor, hambre y aislamiento para poder ser conscientes de ello. Cada vez que viaja y es otra persona hay una digresión. Estas digresiones, en mi opinión, no funcionan, están muy separadas del argumento principal, carecen de interés e importancia en relación con el resto de elementos y no aportan gran cosa. Hay partes que están bien y que son inspiradoras, pero en general el texto no me parece nada del otro mundo, incluso se hace repetitivo: ahora viajo, ahora me pegan, ahora me comunico, ahora me ponen la camisa de fuerza, ahora me pegan, ahora viajo, ahora...

14 de julio de 2014

Sin sin

Siete pecados capitales de Milorad Pavic.

Relatos que quieren ser diferentes, extraños, pero que se ahogan en su propia oscuridad (demasiadas referencias y poca concreción ideológica y argumental). Le sobra descripción arquitectónica y le falta intensidad narrativa. Se da un aire a El hurgón mágico de Coover, pero menos sutil en el uso de recursos metaficcionales (se comunica con el lector de forma demasiado explícita) y menos ágil con el estilo (plomo en la pluma). Su ambigüedad, su pseudoprofundidad y su pretenciosidad me irritan: "Porque Dios no se asoma a nuestros pensamientos, sino a nuestros sueños" (y se queda tan ancho, sin profundizar); "Si sabe qué es, ha leído a Joyce; si no lo sabe, ¡no lo ha leído!" (palmadita en la espalda de su lector preferido). Supuestamente, la clave de todo es un agujero que hay en un espejo que conecta todos los relatos, pero luego el autor dice que también es "el agujero dentro de usted" (dentro del amigo lector) y no explica nada. Muy ambiguo todo. Un charco de agua sucia en el que quizás alguno pueda ver su propio reflejo y quedarse satisfecho.

11 de julio de 2014

Chesscake

Novela de ajedrez de Stefan Zweig.

Muy bueno/obra maestra. El amigo Stefan no decepciona. Nos encontramos en un barco para recibir unas clases magistrales de ajedrez. Un tablero blanco y negro, dos rivales, dos oposiciones, una dualidad. Un libro un barco un tablero un autista una cárcel: espacios cerrados. Se va a jugar una partida épica. El primer hombre, muy callado, casi autista, está cerrado interiormente y aprendió a jugar al ajedrez viendo partidas reales, de forma material, concreta, y a su vez centrándose en un espacio limitado (tablero). El segundo hombre fue encarcelado, encerrado exteriormente, lo que no impidió que su imaginación, gracias a su libertad interior, reprodujera las partidas de ajedrez que encontró en un libro, y cuando se le agotaron éstas, se inventó las suyas propias. Uno es materialista en su aprendizaje porque sus límites son internos; el otro aprendió con la imaginación porque los límites estaban fuera de él. Hermosa dualidad. Al final se muestra que ambas tendencias tienen sus puntos débiles. Mucha gente le da un papel primordial a la crueldad y a los modos de tortura nazi (el ajedrecista imaginativo es encarcelado por ellos), pero no creo que ése sea el tema principal. Incluso creo que es más importante la analogía que despliega sutilmente Zweig entre los ajedrecistas y lo literario, sugiriendo que la literatura es abordable desde ambos lados, proponiendo dos formas de lectura: la del lector materialista, que se limita a ver lo concreto, palabras, negro sobre blanco, y la del lector imaginativo, que es capaz de percibir más allá, pero también de inventarse cosas que no están en el propio texto (que quizás es lo que esté haciendo yo ahora mismo). En serio, creo que Zweig plantea un libro con dos capas, una para el lector materialista que sólo ve a los ajedrecistas, y otra para el imaginativo, que es capaz de darse cuenta de su guiño a la literatura, donde los colores del tablero son las palabras en el papel (a lo mejor me lo he inventado todo).

9 de julio de 2014

No voy a volver a entrar

No voy a salir de aquí de Micah P. Hinson.

Cuando el libro es malo la página se convierte en unidad de tiempo. Aguanté la mitad. 50 páginas de simbolitos, blanco sobre negro, tan fácilmente descifrables que escupen su intrascendencia. Luego descubres que el "escritor" es "músico" y que su incursión "literaria" probablemente se deba a su "musicalidad", característica ajena a su prosa. Un bodrio.

7 de julio de 2014

Ganesh o pierdas

El sanador místico de V.S. Naipaul.

Trinidad y Tobago. Un hombre que sabe leer y escribir (que ya es mucho para el lugar y la época) empieza a hacer sus pinitos como sanador. "Sanador", es decir, no hace nada del otro mundo, pone en juego el efecto placebo y la gente se cura por sí sola. Poco a poco irá creciendo su influencia hasta convertirse en alguien importante. Simplificando: muestra cómo la cultura puede ser utilizada para escalar socialmente y cómo la humildad inicial y la buena fe del protagonista, en cuanto asoma el poder (social, económico...), degeneran. Moraleja simplificada: tener mucha cultura no es sinónimo de bondad o pureza, incluso puede llegar a ser contraproducente puesto que puede ser utilizada para embaucar a los demás. Moraleja extrasimplificada: la cultura no es algo positivo en sí mismo. Como diría la parienta: pas mal.

5 de julio de 2014

El repartidor de verdades

Alma de Javier Moreno.

Si bien hay detalles interesantes, alguna frase inteligente y algún toque de humor con chispa, el conjunto me parece muy flojo. Camina cerca de la propuesta nocillera de Fernández Mallo, incluso la mejora ligeramente, pero al mismo tiempo demuestra que esta forma de hacer las cosas, si no tienes nada que decir, difícilmente llega a alguna parte. Uno de los problemas es que la mecánica del texto se escuda en lo fragmentario para obedecer al "escribo lo que se me ocurre", por eso todo son frases sueltas, una tras otra, que apenas tienen relación entre sí y cuya colocación atiende a los caprichos del escritor. Otro problema es la cantidad de paja, de reflexión vacía y de receta pseudofilosófica que nos encontramos. Javier Moreno confía en que el lector dé por válidas unas reflexiones en las que no se profundiza nada y que más bien son ocurrencias o falacias que indagaciones serias sobre la naturaleza de la realidad. Vamos con la inundación de frases: "El problema es que los seres humanos somos más de uno pero menos de dos" (y no he manipulado el contexto, la suelta como un tortazo); "Una ciudad no es un lugar físico. Una ciudad es una alucinación colectiva" (muy guay); "La mujer aloja un vacío en su interior, un vacío que los hombres apenas intuimos y que sin embargo nos atrae profundamente" (increíble insight); "El número de preguntas que uno puede formular supera al de las respuestas que puede dar. De ahí se concluye que la vida está indisolublemente ligada al enigma" (claramente); "mi primera paja fue involuntaria, falta de previsión y de imágenes. Supongo que algo parecido es lo que padecen en su acoplamiento los animales. Un asombro estúpido. Una prueba definitiva de que hasta el orgasmo es artificio" (no hay relación entre lo planteado y la conclusión, prueba definitiva de que la rigurosidad del texto es inexistente).

2 de julio de 2014

Palabras escribo papel sobre

Relatos de Samuel Beckett.

Un día Samuel se levantó y pensó: "voy a jugar con la sintaxis y que os den por culo", a lo que un lector ofendido añadió: "no me toques los cojones, Samuel" y cerró el libro. Y aquí estamos... viendo cómo el amigo Beckett se divierte con el lector, cambiando la estructura de las frases, repartiendo ambigüedad y tiniebla, fabricando obstáculos literarios, etc. Cada relato un divagar para llegar a ninguna parte. Cita: "Infierno esta luz de la nada no hay razón ningún momento, se quita la chaqueta, no, desnudo, de acuerdo, dejarlo por ahora. Hojas de papel negro, pegarlas a la pared con telaraña y saliva, no sirve, brillan como el resto". Ahí lo llevas. El relato El despoblador (el del cilindro) fue el único que me pareció interesante, pero también demasiado cerebral. Creo que es un problema general del libro, todo resulta muy mental, falta lado emotivo o algo a lo que agarrarse más allá de la abstracción lingüística. Beckett quiere resultar existencialista, quiere reflexionar sobre el ser humano, pero simplemente deambula con las palabras, jugando con ellas sin concretar nada. ¿Quiere decirnos que la palabra no lleva a ningún sitio?, ¿que el pensamiento no sirve para definir la existencia? Quizás, de acuerdo, me quito la chaqueta, no, el sombrero no, y menos desnudo, pero no hace falta que la experiencia de lectura sea tan desagradable. Supongo que el lenguaje desordenado quiere reflejar el caos de nuestro pensamiento, pero es que esto sucede en todos los relatos. No hay relación directa entre forma (común a casi todos los relatos) y contenido (distinto en cada relato). Una lectura diferente, sí, que descoloca las estructuras internas, pero si cuelas el caldo te quedas con hambre.