30 de diciembre de 2013

Pasarela histórica

El desfile del amor de Sergio Pitol.

Empiezas a leer y parece que la novela no empieza nunca. Imagen: el autor frotando una cerilla contra el lateral de la caja pero ésta no arde y el rozamiento acaba consumiendo fósforo y madera, sin llama alguna. Novela que enfoca lejos de sí misma, como si lo que importara estuviera fuera del texto. Hay un desplazamiento claro, un hueso dislocado, una luxación de contenido. El centro de la narración no está en el texto, todo viene del exterior. Comparte más de lo que crea y eso que comparte es bastante aburrido. Al que le interese la historia o la política de México, bienvenido, lo mismo disfruta, pero para los demás... Salvamos la prosa y miramos hacia otra parte.

26 de diciembre de 2013

Se desmelena

La sonata a Kreutzer de León Tolstói.

Pozdnishev te coge en un tren y te suelta un chaparrón de reflexiones sobre el amor y te cuenta la historia que le llevó a matar a su mujer, con un estilo veloz, ágil, con buenas reflexiones, interesante, y te lo lees del tirón y piensas en lo fácil que lo hace y lo bien que lo expresa y te hace dudar sobre tus propias convicciones y sobre las capacidades de otros escritores, tampoco es tan difícil, ¡vamos muchachos!, papel y lápiz, teclado y Word, y te dices que Bernhard mamó de Tolstói y que una evolución de algo que ya existe, si aporta algo nuevo, es muy válida, y te preguntas por qué los escritores, a falta de horno, no intentan coger el pan de sus ídolos y mejorarlo, y te respondes que lo mismo no es tan fácil, porque la mitad de un escritor es su capacidad de absorción.

24 de diciembre de 2013

Gesusito

Argos el ciego de Gesualdo Bufalino.

Prosa exquisita, otra vez, pero... pasadas las 100 páginas se me hizo monótono. Cuenta sus recuerdos de las historias de amor que vivió en el pasado, intercalando con digresiones que se dirigen directamente al lector. Estructuralmente y en cuanto a recursos todo bien, pero... Insisto, la prosa poética es de mucha calidad, de lo mejorcito que se puede leer, pero al conjunto le falta intensidad, ajetreo, empujones, vaivenes. Perorata del apestado me parece bastante mejor.

21 de diciembre de 2013

Pesqueñines no, gracias

La pesquisa de Juan José Saer.

Quiere ser una novela negra más cuidada de lo habitual. Casi. Las primeras páginas tienen 5 o 6 enunciaciones bastante largas, dícese de la falta de recursos. Si consigues superar el escollo te das cuenta de que nada sucede en el texto, todo es narrado, por ejemplo, las características del personaje no se transmiten a través del acto sino del narrador. Quitando algunas frases largas que son insoportables, la prosa es correcta, pero lo dicho, no pasan cosas, más allá de la mente del autor no sucede nada. No hay hechos, hay narraciones de hechos. El lector es muy consciente del narrador y eso impide que el libro se convierta en un ente autótrofo (un universo propio), por lo tanto, se hace evidente que estamos ante un artilugio narrativo. Piglia dice en la contraportada que Saer es uno de los mejores escritores del planeta y éste a su vez le dedica el libro. Cosas de negocios.

18 de diciembre de 2013

Indiferencia

Sonata de primavera de Ramón del Valle-Inclán.

Estilística y prosísticamente bien. Amor, religión, muerte... vale. Lo más destacable son los momentos en los que la prosa alcanza niveles estéticos bastante elevados. Por lo demás... no sé dónde está la magia.

Prisionero del léxico

El prisionero de la Avenida Lexington de Gonzalo Calcedo.

Libro de relatos con frases como "Viudos, pensó, quizás divorciados endebles o, por qué no, amantes con posibles y tiempo", "se apreciaba cierto lejano parecido con el de su madre", "conferían abolengo al conjunto", "un hotelito victoriano que regentar con estilo", etc. Prosa imprecisa que quiere ser más de lo que puede ser. Estilo pesado. Diálogos vacíos. Temática pluff. Falta intensidad, sobra información, y si en un relato pasa eso, mal vamos.

16 de diciembre de 2013

Pasado perfecto

Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig.

En general, no soy un gran amante de la historia, sin embargo, este libro me parece una maravilla. Narra diversos episodios históricos, puntos de inflexión en el flujo temporal de la humanidad, de forma exquisita. Cicerón, la conquista de Bizancio, la batalla de Waterloo, el descubrimiento de El Dorado... Prosa y estilo de mucha calidad, muy cuidado todo. No voy a decir más, tenéis que leerlo.

13 de diciembre de 2013

Lobezno

Vida de este chico de Tobias Wolff.

Prosa y estilo que no son fuegos artificiales pero que enganchan. Se narra la infancia/adolescencia del autor. Protagonista rebelde, tirando a delincuente, peleas, malas notas, etc. Vive con su madre, padre ausente. La madre conoce a alguien y el chaval pasa mucho tiempo a solas con ese amago de padrastro. El tío resulta ser un hijoputilla y le trata mal. Creo que hay un error grave en la trama: cuando la madre quiere irse a vivir con el novio y le pregunta al hijo sobre él, el chaval, en lugar de decir lo cabrón que es, se calla. Esto no resulta creíble al lado de todos los actos vandálicos y la actitud revoltosa del chaval hacia la vida. Esa inverosimilitud determina la orientación del texto, por lo que se levanta una capa de incredulidad que se queda pegada al lector hasta el final del libro. Veredicto: entretenido y poco más.

11 de diciembre de 2013

Perros de paja

Dog Soldiers de Robert Stone.

Acortando diré que lo que mueve la narración son los diálogos y que éstos son demasiado extensos, repetitivos e insustanciales. Sobra diálogo, falta narrador. Pero claro, el autor conoce su incapacidad y modela el texto transitando los caminos más certeros. Diré que las aclaraciones que se añaden a los diálogos son de preescolar, "respondió", "dijo", "comentó", y acaban cansando, faltan recursos. Diré que el tema principal son las drogas, demasiado énfasis. ¿Impacto emocional y psicológico de la guerra?, mejor no preguntes. Todo es demasiado simple. "Obra maestra de la literatura norteamericana" dicen algunos... Muy sobrevalorado.

8 de diciembre de 2013

Precocinado ultracongelado

ATTA de Jarett Kobek.

Una vez más, omnipresente en los textos de casi todos los escritores jóvenes del momento, sobre todo anglosajones, un estilo directo que permite una lectura rápida y ágil, pero que muestra muchas carencias en lo que a recursos estilísticos se refiere. No hay imágenes, no hay poética, no hay metáforas, no hay reflexiones profundas. Atta es uno de los terroristas del 11-S. El autor relata sus pasos antes del atentado. Lo más interesante es la tímida relación que establece entre arquitectura y los valores de una cultura. Y digo tímida porque no hay profundidad, dice cosas obvias, la artificialidad de los rascacielos, su relación con el poder y el capitalismo, etc. Interesante también como anécdota el título, A la pirámide (Atta es de Egipto, edificio que simboliza lo musulmán), T el rascacielos (simboliza lo americano/occidental). Más allá hay poco... Se percibe un autor que está muy orgulloso de ser antiamericano, subversivo, rebelde, una personalidad con tintes ególatras hipsterianos, qué original y auténtico soy yendo contra el sistema. La forma en la que Atta rechaza la cultura americana/occidental es muy superficial, se le hincha la boca despotricando contra el imperialismo, el capitalismo, la sociedad de consumo, la política americana, el materialismo, los judíos, pero esas críticas aparecen sin un desarrollo previo, no justifica por qué eso es negativo, tanta arquitectura y tanto falo y luego construye su edificio ideológico sin cimientos. Parece que todo es un ejercicio de mala baba, que detrás de los atentados y del odio hacia occidente no hay nada profundo. Voy más allá: el autor menciona que las ciudades que pertenecen a países con verdadera cultura crecen de forma orgánica, y estoy de acuerdo, lo que no se puede hacer es criticar esa artificialidad arquitectónica y cultural de Estados Unidos y después adoptar un estilo narrativo que mama de la misma profilaxis ortogonal que define al país. Igual que las ciudades y los países, así los estilos literarios. Nunca comáis lentejas con cuchara de plástico.

4 de diciembre de 2013

Eddie Manostijeras

Amado monstruo de Javier Tomeo.

Estilo fresco, prosa sencilla de calidad. Entrevista de trabajo entre un miembro de un banco y un aspirante que nunca antes ha trabajado. A través de un diálogo lleno de humor y surrealismo, lo que empieza siendo una entrevista normal acaba siendo una conversación íntima en la que ambos personajes se desnudan frente al otro. El aspirante está harto de su madre porque es posesiva, ésta quiere que se quede en casa con ella y no trabaje; el del banco, en contraposición, recuerda los buenos momentos de su infancia y da la razón a la madre, "los hombres como usted deben renunciar al mundo, antes de que el mundo los rechace a ellos". El aspirante, persona ociosa que realmente no necesita trabajar, es demasiado sofisticado para el puesto (le gusta la música clásica, la literatura, etc.) y además no sabe manejar una pistola (trabajo de segurata). El banco representa el dinero, el capitalismo, el trabajo, la sociedad... La pistola como elemento terrenal opuesto a la cultura y como símbolo de la lucha social y laboral. El aspirante tiene ganas de pertenecer a un mundo al que no pertenece, está alejado de la sociedad, es un hombre que vive con su madre, que no necesita trabajar y que aprecia el arte. Al del banco, que tiene necesidad de trabajar, le gustaría estar en la posición del aspirante, mientras que al aspirante le gustaría trabajar para escapar de su madre. Al final se descubre que tiene una deformidad en la mano y el del banco le dice que es un monstruo. El autor juega con la relación entre ser un monstruo a nivel físico (obvio) y a nivel interno (ser deforme es lo mismo que tener cultura y apreciar el arte, además de no tener necesidad de trabajar). El título del libro remarca lo extraño que es que una madre apoye las tendencias ociosas de su hijo. Después de la larga entrevista, al aspirante le duelen los pies y él mismo dice "Hay gente que empieza a morirse por los pies". Los pies, la última parte del cuerpo, lo que menos se ve, algo que si no se mueve duele, como si la inactividad laboral proporcionara un campo de cultivo para la personalidad y esto fuera un handicap frente a los demás. Así el aspirante, a ojos del entrevistador y de la sociedad, muere antes por su personalidad que por su deformidad que se ve a simple vista. Buen libro.

1 de diciembre de 2013

Arquitecto de fraises, frases, ¿frasies?

Los príncipes nubios de Juan Bonilla.

Premio Biblioteca Breve 2003, Seix Barral / Premio Qué Os Habéis Bebido Para Darle Algo A Esta Basura 2003, Seis Barriles. En realidad el premio se llama 30.000 euros. Texto inconsistente, sin rigurosidad, con dispersiones estúpidas, escrito sin planificar, sin control sobre la narración, diciendo cosas muy a la ligera, con comentarios gratuitos que no aportan nada, dejando detalles en el aire, etc. El mismo personaje que dice "indeciso se hunde el sol en la línea del horizonte y los árboles ateridos doblegan sus cuerpos y ensayan una genuflexión" más tarde suelta "un teniente al que unto con algunos billetes". Bueno... El protagonista trabaja cogiendo mujeres inmigrantes y convirtiéndolas en putas, y también dice "paciencia indomeñable", "dispendiar amabilidad", "posibilidades se jibarizaran", "preguntas prologales". Bien, máquina. Y estás leyendo y de repente aparece un personaje femenino de la nada y su opinión es tremendamente importante para el protagonista, pero dicho personaje ni siquiera se ha desarrollado en el texto, por lo que es imposible que el lector capte el impacto emocional que se quiere transmitir. Y estás leyendo y de repente la novia del protagonista tiene un amante, así de fácil, otra vez sin desarrollar la situación. Y estás leyendo y de repente se descubre que el protagonista es fotógrafo. Oséase, hechos que supuestamente son importantes para el desarrollo se presentan como meros apéndices o añadidos de última hora. Última llamada para el pasajero Juan Bombilla, el vuelo con destino a llenar los bolsillos sin tener ni puta idea de escribir va a cerrar sus puertas, acabe el texto cuanto antes. Ojo, que lo anterior no es nada comparado con lo que viene. Acojonante, un error que es para echar al escritor del país y cerrar la editorial. El protagonista dice que su serie favorita es Frasier, vale, ¡pero va el tío y lo escribe mal!, pone "Fraiser", y es que no es algo puntual, el error se repite cinco veces, ¡puto jefe!, 30.000 aurelios para la buchaca y la serie favorita del prota es "Fraiser", ¡menudo crack!, verosimilitud máxima, rigurosidad incontestable, la próxima vez hazte una búsqueda en Wikipedia que no cuesta nada. Después de los cinco "Fraiser" no hay ser humano inteligente que siga leyendo.