30 de diciembre de 2012

Rock

Que se mueran los feos de Boris Vian.

Novela negra/azul marino. Escrita sin complicaciones, leída sin complicaciones. Obviamente, empieza con un asesinato, y obviamente, el protagonista y sus colegas intentan resolverlo. Descubren que un científico juega a ser dios creando humanos estéticamente perfectos. No tiene demasiada profundidad, útil para pasar el rato. Creo que mezcla de forma barata el jugar a detectives con aventuras sexuales. Al final parece asomar cierto mensaje pero nada con una verdadera carga relevante.

Zen y ciento

101 cuentos zen de Muju.

Lectura rápida. Interesante. Aún así me quedo con el taoísmo que es anterior y parece fluir mejor dentro.

24 de diciembre de 2012

Floreal, porque yo lo valgo

El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina.

Página 60 y mejor ir a por otro libro. Es muy aburrido. Demasiado narrador, la novela no tiene vida por sí misma, el autor lo empaña todo con descripciones excesivas. Falta sustancia y ritmo. Va de música pero yo sólo veo letras, no me transmite ningún fluir armónico, ansío una melodía pero al poco tiempo me encuentro caminando por un fango de palabras. Se nota que detrás hay un buen descriptor, pero no un gran arquitecto.

20 de diciembre de 2012

Trachimbrod

Todo está iluminado de Jonathan Safran Foer.

Segunda pasada. Y conseguí acabarlo. Ucrania, judíos, segunda guerra mundial, etc. Tiene un trozo muy bueno donde se relata cómo las parejas en su cortejo hacen que la tierra se vea iluminada desde lejos. Lo demás... algún toque de humor bueno, alguna digresión interesante y poco más. Mucho caos sin sentido me parece a mí. Y ausencia de contenido. Peca de sensacionalista a veces. Otras veces él mismo automutila la potencia de lo que narra mezclando humor y tragedia. Sigo opinando lo mismo, lo ponen por las nubes y no es para tanto.

17 de diciembre de 2012

Mariposas

El camino del Tao de Alan Watts.

¿Todavía no has leído nada sobre taoísmo? Muy recomendable.

13 de diciembre de 2012

Así Roithamer

Corrección de Thomas Bernhard.

Es una obra maestra, por su estilo característico usando muchas comas, creando frases muy largas, que al principio se hace espeso, pero al final uno se acostumbra, como a todo, y como al resonar constante del río, que se encuentra en el valle del Aurach, valle que lleva el nombre del río. El protagonista quiere construir un cono en medio del bosque, en el centro justo, calculando, midiendo la naturaleza aun siendo esto imposible, y para ello el uso de tanta coma, frases largas, y repetición narrativa, se repiten muchas cosas, muchas cosas se repiten, enfatiza la forma del cono, el creador, así Roithamer, en su afán por crear una obra de arte, da vueltas sobre una idea, desarrollándola, representado esto por la base del cono, pero al final toda pretensión creativa resulta absurda puesto que la muerte se impone, la realidad se impone, siempre se impone la naturaleza, el vértice del cono, y tanto el autor como la obra mueren. No sólo esto, aparece mucha crítica a Austria y su sociedad, al sistema actual, cerrado a la originalidad y los valores creativos individuales, reflexiona sobre el matrimonio, lo intelectual, en la buhardilla de los Höller, así Roithamer, intenta desenmascarar la idea de familia, no sin, por otra parte, cuestionar la perspectiva de toda obra y cuánto se acerca ésta, adecuadamente, a la realidad del autor. También, en Altensam, o quizá en la buhardilla de los Höller, así Roithamer, contrasta la idea frente a la realidad, intenta responder, lo mejor que puede, a la pregunta sobre el acto creativo, aunque eso ya está implícito en la creación del cono y sus metáforas, entre ellas incluida, la obra de arte dejada a la naturaleza tras la muerte del autor, la muerte como una corrección, en el centro del bosque de Kobernauss.

10 de diciembre de 2012

Mamá

Desgracia impeorable de Peter Handke.

Narra un amago de biografía post-suicidio de su madre. Introduce algunas cuestiones acerca del acto creativo junto a algunos detalles psicológicos interesantes. No es una masterpiece pero está bien. La edición que cayó en mis manos tenía una traducción un poco pésima.

2 de diciembre de 2012

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Entendiendo que nada es trascendente, que el valor de las cosas depende de cada ser humano y por lo tanto no tienen valor en sí mismas, y comprendiendo que lo único con valor en sí mismo es el presente, sin apego a lo que se perdió o a lo que está por venir, el sufrimiento desaparece. Cuando el sufrimiento se va, la vida se despliega como puro disfrute de existir en el ahora y en esa comunión con el universo es cuando se acaricia la inmortalidad.