28 de abril de 2015

No corre por tus venas

Hilos de sangre de Gonzalo Torné.

Fra fra frases: "he recibido la noticia sobre tu propósito de divorciarte con alarma"; "cuando media hora después se avino a bajar de la butaca, se estiró boca abajo sobre una esterilla, y retiró la bolsa de la piel para enseñarme la herida me asusté", "una salsa pornográfica" (peculiar unión palabril), etc. No sabe usar las comas, no sabe usar... "me aseguró que cuando fallan la cabeza y el corazón el pito es el órgano con autoridad suficiente para mantener algo de orden en el matrimonio"... y del chiste vulgar mejor ni hablamos. No se entiende nada, la prosa y la hiperpoblación de referencias... y suceden muchas cosas y no sucede nada. En el caso de que esa ambigüedad sea voluntaria, resulta muy gratuita y carece de estilo. Después de leer esa marabunta de frases malsonantes a uno se le quitan las ganas de seguir, amigo.

22 de abril de 2015

Se compra compromiso

El vano ayer de Isaac Rosa.

Límite: 93 páginas. Siendo franco: ya me canso. Que si el periodo de Franco y los socialistas y los de derechas e izquierdas... que no literatura. Le llaman "escritor comprometido" porque a falta de creatividad habla de política (lo que todo el mundo sabe hacer en España). ¿Qué tendrá que ver la literatura con la política? ¿A quién se le ocurre mezclar esos lodos con algo que intenta aproximarse al arte? Luego Isaac quiere ser original y utiliza recursos metaficcionales, dirigiéndose al lector explícitamente, sin sutileza, y explicándole sus artimañas y sus reflexiones sobre la novela porque 1. El lector es tonto y necesita ayuda, y 2. Aunque la novela sea una mierda, mira todo lo que ha tenido que pensar. Por si esto fuera poco, esos requiebros metaficcionales intentan excusarse por la atrocidad lingüística perpetrada, como si haciendo visibles las carencias del texto éste tuviera validez. A nivel compositivo, forma y contenido no tienen nada que ver, se percibe un intento de contar temas aburridos de una forma innovadora. Los recursos formales funcionan bien para el escaparate, pero para el conjunto de la obra no. Ya es costumbre en España que la mediocridad se lleve premios y aplausos.