4 de julio de 2024

Sin coordenadas

X ha muerto
de Alaine Agirre.

X muere y ha muerto y va muriendo, sobre la marcha, y sólo nos quedan Y y Z para medir el espacio, y así sería si el texto fuera tridimensional y hubiera algo que medir, pero no hay nada, absolutamente nada, incluso la narradora en cierto momento dice "he querido escribir sin pensar demasiado [...] vomitando las palabras", y ahí sí que da en el clavo sin saberlo, resumiendo a la perfección la novela, lo malo es que acabo la lectura con salpicaduras en la ropa.

1 de julio de 2024

Malabaristas del espéculo

El meteorito
de Karel Čapek.

Un poeta y un vidente están en cama en un hospital y llega "el meteorito", un hombre que se ha estrellado con un avión y se ha quedado en coma. El tono desenfadado funciona bien en los primeros capítulos y la prosa de Čapek está conseguida. Una lástima que todo esto se eche a perder una vez superada la mitad de la novela. Sigo con spoilers...

El quid de la cuestión es que cada uno de los personajes se va montando su película sobre este hombre del que no saben nada. Una hermana de la caridad le ve en sueños, habla con él y este le confiesa una serie de cosas y reflexiona sobre la vida y la muerte. Un vidente adivina cosas sobre él y expone sus teorías. Aquí el texto se vuelve excesivamente abstracto y conjetural (a esas partes les sobra extensión).

El problema principal es que el lector es consciente en todo momento de que se trata de especulaciones sobre el hombre y que no hay ningún tipo de veracidad en ello. La forma de exponer todo esto tampoco es atractiva, ya que entra en arenas movedizas filosóficas tan inestables como abrumadoras. La sensación general es que 
Čapek, en lugar de darnos una ficción sólida, nos está dando un simulacro.

En la página 151 algo choca contra mi cabeza y automáticamente dejo de leer. Me sobrepasa que haya tantas páginas dedicadas a la divagación filosófica superflua y a echar quinielas sobre el hombre misterioso. La historia pierde ritmo y todo empieza a hacerse tremendamente aburrido.

Tras la muerte del hombre, el relato que sigue, el del poeta, se convierte en pura ficción (ficción dentro de ficción), ya que se inventa la vida del tipo. Esto no aporta mucho, pues el lector es consciente de que todas las ocurrencias post mortem no tienen veracidad, se trata de inventar una historia porque sí, y la irrelevancia a efectos narrativos es máxima.

Por mucho que Čapek nos quiera hablar de la falibilidad de la memoria, de la naturaleza ficcional de los recuerdos, de la imposibilidad de reconstruir la vida de un hombre a base de brochazos memorísticos o de la importancia de la ficción en la remembranza, el autor no logra que el lector saboree todo lo que propone.