24 de julio de 2024

Zentinela occidental

Zen en el arte del tiro con arco
de Eugen Herrigel.

Un hombre alemán decide acercarse al Zen aprendiendo tiro con arco en Japón y en este libro nos ofrece sus observaciones que, bajo mi punto de vista, son algo escasas.

Hay que aclarar que la traducción (Gaia ediciones) deja mucho que desear y creo que eso ha podido afectar a un ritmo narrativo que es un tanto tosco, menos fluido de lo que requiere una enseñanza espiritual.

El ensayo en sí mismo es aceptable, pero poco incisivo. Si tuviera que definir el Zen según este libro diría que es prácticamente lo mismo que el taoísmo, lo que seguramente no sea del todo cierto (no he leído demasiado sobre Zen, pero dudo mucho que no haya distinción entre ambas filosofías).

Miscelánea:

- "Uno de los factores esenciales en la práctica del tiro con arco y de las otras artes que se cultivan en el Japón [...] es el hecho de que no entrañan ninguna utilidad. Tampoco están destinadas a brindar goce estético, sino que significan ejercitación de la conciencia, que ha de relacionarse con la realidad última. Así pues, el tiro con arco no se realiza tan sólo para acertar el blanco [...] ante todo, se trata de armonizar lo consciente con lo inconsciente".

- El arquero se fusiona con el blanco. "Satori" es la intuición o prajña, "se trata de intuición que capta simultáneamente la totalidad e individualidad de todas las cosas. Es intuición que reconoce, sin meditación alguna, que cero es infinito y que infinito es cero".

- El hombre realiza sus grandes obras "cuando no calcula ni piensa". "Debemos reconquistar el 'candor infantil' a través de largos años de ejercitación en el arte de olvidarnos de nosotros mismos. Logrado esto, el hombre piensa sin pensar".

- Un maestro Zen diría "como cuando tengo hambre, duermo cuando estoy cansado".

- Los maestros zen consideran que enseñar el zen es una traición.

- El tiro con arco es una especie de curso preparatorio para el Zen.

- "Ese estado en el que nada definido se piensa, proyecta, aspira, desea ni espera, que no apunta en ninguna dirección determinada y en el que, no obstante, desde la plenitud de su energía, uno se sabe capaz de lo posible y lo imposible; ese estado, fundamentalmente libre de intención y del yo, es el que el maestro llama propiamente 'espiritual'"

- El maestro le dice que se desprenda del orgullo cuando acierta en el blanco, no hay que sentir placer ni disgusto.

- Herrigel descubre la verdad cuando deja de preocuparse por el destino de la flecha y se fusiona con todo de tal manera que no sabe si es él el que da en el blanco o es el blanco el que da en él. Acaba desprendiéndose del yo.

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