X muere y ha muerto y va muriendo, sobre la marcha, y sólo nos quedan Y y Z para medir el espacio, y así sería si el texto fuera tridimensional y hubiera algo que medir, pero no hay nada, absolutamente nada, incluso la narradora en cierto momento dice "he querido escribir sin pensar demasiado [...] vomitando las palabras", y ahí sí que da en el clavo sin saberlo, resumiendo a la perfección la novela, lo malo es que acabo la lectura con salpicaduras en la ropa.
Alessandro Baricco: Abel
Hace 4 horas
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