9 de agosto de 2014

Se abre el telón y aparece...

Telón de boca de Juan Goytisolo.

Frases y palabros: "aguas pútridas rebalsadas", "le encenegaban la mente", "al volante de su retaco de coche", "encabalgarla", "las sombras se adensaban", las plantas "descaecían", "esfuminadas", etc. Que pueden ser términos correctos o incorrectos, da igual, pero en un texto de 2003 como que no acompañan demasiado. Allá cada cual con su pluma. Aguanté medio libro, esto es, unas 50 páginas, a trompicones. Un hombre que está punto de morir y tira de recuerdos. Aparte de las pretenciosidades gratuitas que no aportan nada, tipo "Saltó atrás a su juventud, a las dudas pascalianas y dilemas suscitados por la lectura de Kierkegaard", el libro se fundamenta en obviedades y generalidades que se ponen la máscara de profundidad, véase: "la vida no era sueño sino alucinación, una alucinación cuya consistencia acrecía conforme se sumaban la experiencia y los años"... una profundidad abisal, un relato descorazonador, sólo mirar a los ojos de la tinta negra ya acojona (tamaña hondura existencial abarca). Viéndolo desde otro punto de vista, quizás la mayor virtud del texto sea ésa, parecer inteligente y profundo a pesar de no tener nada que decir.

5 comentarios:

  1. Pues parece un soberano cognazo (IPad extranjero), la verdad.

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    1. ¿Y lo afirma sin haberlo ojeado siquiera?

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    2. No lo afirmo. Si se fija bien, observara que he dicho "parece", es decir, juzgo por las palabras y los ejemplos de don Condon.

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  2. No estás de vacaciones, condon, no.

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