Frases y palabros: "aguas pútridas rebalsadas", "le
encenegaban la mente", "al volante de su retaco de coche", "encabalgarla", "las
sombras se adensaban", las plantas "descaecían", "esfuminadas", etc. Que pueden
ser términos correctos o incorrectos, da igual, pero en un texto de 2003
como que no acompañan demasiado. Allá cada cual con su pluma. Aguanté medio libro,
esto es, unas 50 páginas, a trompicones. Un hombre que está punto de morir y
tira de recuerdos. Aparte de las pretenciosidades gratuitas que no aportan nada,
tipo "Saltó atrás a su juventud, a las dudas pascalianas y dilemas suscitados
por la lectura de Kierkegaard", el libro se fundamenta en obviedades y generalidades
que se ponen la máscara de profundidad, véase: "la vida no era sueño sino
alucinación, una alucinación cuya consistencia acrecía conforme se sumaban la
experiencia y los años"... una profundidad abisal, un relato descorazonador, sólo mirar a los ojos de la tinta negra ya acojona (tamaña hondura existencial abarca). Viéndolo desde otro punto de vista, quizás la mayor virtud del texto sea ésa, parecer inteligente y profundo a pesar de no tener nada que decir.
VV.AA.: El coleccionista de las últimas palabras
Hace 21 minutos
Pues parece un soberano cognazo (IPad extranjero), la verdad.
ResponderEliminar¿Y lo afirma sin haberlo ojeado siquiera?
EliminarNo lo afirmo. Si se fija bien, observara que he dicho "parece", es decir, juzgo por las palabras y los ejemplos de don Condon.
EliminarNo estás de vacaciones, condon, no.
ResponderEliminaryeahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
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