Buenos días, son las 4:57 a.m. y soy una bola rodante, llámame
Matojo, de esas que aparecen en las películas del Oeste y que transgredieron
el género y actualmente se utilizan como recurso humorístico para expresar el
aburrimiento. Dícese de la novela en la que no pasa nada y se le atribuyen
fenómenos existencialistas. Buenos días, son las 5:11 a.m., ahora no se me
ocurre nada que decir así que os describiré cómo enciendo la chimenea y cómo mi
pata, hembra del pato, inspecciona troncos de madera en busca de insectos para
nutrirse. Buenos días, son las 4:34 a.m., hoy que el número es capicúa voy a
hacer algo especial, voy a tomarme una taza de café frente a la chimenea, pero
antes quiero que observéis cómo manejo las cerillas con una mano. Buenos días,
son las 4:55 a.m., el libro era una broma y el editor se lo ha comido, claro
ejemplo de que una vez que tienes un nombre da igual lo que escribas.
19 de febrero de 2014
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Alto y claro. 7:32 p.m., no inflar la lista de pendientes con la caja de cerillas de Nicholson Baker. Me quemaré los dedos.
ResponderEliminarGracias y un saludo ;)
:)
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