15 de enero de 2024

Sile

El coleccionista
de John Fowles.

Por muchos intertextos que tenga esta obra (edición de Cátedra dixit), es una de las novelas más repetitivas que he leído en los últimos años, mostrando una y otra vez las mismas situaciones y malgastando el tiempo del lector con detalles irrelevantes. Para colmo, la segunda parte es lo mismo pero desde el punto de vista de la chica, así que a las 150 páginas abrí la red y dejé que el libro volara libre.

Anoté un comentario que hace la chica secuestrada sobre un cuadro de Cézanne: "No solamente está diciendo todo lo que se puede decir sobre las manzanas, sino todo lo que se puede decir sobre todas las manzanas y todas las formas y colores". 
¿Esto quiere decir que Fowles aspira a decirlo todo sobre los secuestros, el amor, la locura, la represión? Lo cierto es que no creo que el autor indague en ninguno de esos temas lo suficiente como para sentar cátedra (pun intended).

No obstante, sí que dice algo sobre la experiencia estética. Aunque la idea de coleccionar mariposas se asocia de forma evidente al secuestro de la chica, sugiere que el disfrute estético pasa por atrapar el objeto, convertir la fuente de placer estético en un ente estático. El protagonista no es un depravado sexual, sino un esteta que quiere congelar la belleza (también le gusta la fotografía) para disfrutarla eternamente. El problema es que al atrapar algo vivo, también matas su esencia.

Estas ideas son potentes y suenan bien, pero por desgracia, no están desarrolladas de forma atractiva y la experiencia de lectura no es satisfactoria.

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