6 de octubre de 2023

Cronoscopia

El tiempo es un canalla
de Jennifer Egan.

Los dos primeros capítulos son buenos, con personajes atractivos y una prosa ligeramente efervescente. A partir del tercero la cosa flojea y desaparecen las burbujas en el chinchín de las copas. Un poco más allá de la mitad, el libro se derrumba por completo.

Las tramas que se centran en Bennie (productor musical) y Sasha (su asistente) son interesantes, pero la novela se va alejando de ellos hasta un punto en el que pierde toda su luz. Como cada capítulo está narrado por un personaje distinto y se van añadiendo cosas sin desarrollo previo, hay muchos momentos en los que cuesta bastante conectar con lo que se cuenta.

Egan viene a decirnos que todo tiempo pasado fue mejor (o que el tiempo es un canalla, <emoticono de pulgar hacia arriba>), idea que no es nada del otro mundo y que está expresada con una fragmentariedad contraproducente. Y no, añadir 80 páginas de una presentación de PowerPoint no hace que el libro sea más original, sólo demuestra ganas de serlo, lo que resume a la perfección lo que es este libro: ganas de ser sin llegar a ser.

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