Frankenstein en Bagdad de Ahmed Saadawi.
En las primeras 50 páginas (todas las que leí) los personajes viven varias explosiones y el lector ninguna, principalmente porque sobran palabras y falta claridad y expresividad. Hay mecha (hay idea), pero no hay detonación literaria. Voy a ir cosiendo los trozos de carne que me encuentro por el suelo para generar esta reseña, este monstruo. En el texto hay cadáveres y agua estancada y huele a muerto, aunque quizá sea la prosa. Tendré que coser a mano porque perdí la Singer. La puntilla (la puntada) es el hedor que desprenden unas decisiones estructurales muy cuestionables que descolocan al lector constantemente. Difícil conectar con los personajes y con la historia. Ahmed Saadawi no es Paul Thomas Anderson y no tiene a Daniel Day-Lewis de protagonista. Ni yo soy Pertegaz, un nombre que sale de juntar "coser", "pertinente" y "perspicaz", términos que tampoco definen a la novela.
Anora
Hace 4 horas
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