La perogrullada que voy a decir es la siguiente: cuando un escritor sabe escribir, sabe escribir. Y Ben Marcus sabe escribir. Paroxismo soft y reiterativo con el que me regocijo tras encadenar varias lecturas insatisfactorias.
Esta reseña va en raw, acercándose tanto a la dieta BARF como al formato fotográfico. No se trata de ofrecer la máxima calidad sino de ser lo más fiel posible al proceso de lectura y las anotaciones iniciales.
Dos puntos
Primer relato sobre la familia. Escritura correcta. Resultado aceptable.
Segundo relato sobre un profesor de escritura creativa que da clases en un barco, con un toque metanarrativo sobre la naturaleza ficcional de sí mismo y el relato. Notable (American Short Story). Muy bien escrito y gracioso. Hay varias capas trabajando a la vez.
Hay varias capas trabajando a la vez.
Tercer relato: excelente. Humor negro y un personaje relativamente complejo. Marcus deja cosas sin resolver y esto hace que el relato se extienda hacia un futuro que el lector tiene que imaginar. Acaba con brillantez.
Los relatos inmediatamente posteriores son algo flojos y cuando uno empieza a pensar que todo va a caer en picado empieza lo bueno.
Tercer relato: excelente. Humor negro y un personaje relativamente complejo. Marcus deja cosas sin resolver y esto hace que el relato se extienda hacia un futuro que el lector tiene que imaginar. Acaba con brillantez.
Los relatos inmediatamente posteriores son algo flojos y cuando uno empieza a pensar que todo va a caer en picado empieza lo bueno.
Saboreo el reflejo de los pájaros en el agua y el de las cabezas de algunos individuos en la tripa de esos pájaros. Los individuos se limitan a flotar.
The Father Costume sigue la línea onírica what the fuck de las dos primeras novelas de Marcus (comentadas aquí y aquí) donde la extravagancia surrealista (sousrealista, ver más adelante) adquiere su propia lógica y tiene más sentido del que debería. No me parece un relato espectacular, pero sí original en sus propósitos.
First Love también experimenta (nada que ver con Miike). Desfamiliariza el lenguaje y da un punto de vista nuevo de lo que son las relaciones, poniendo mucho énfasis en el cuerpo. Bien. Ben.
En general, cuando Ben Marcus se pone el costume de Ben Marcus, se dedica a poner imágenes extrañas en tu cabeza, y en lugar de preocuparse por la solidez de los personajes o la coherencia de la historia, se deleita jugando con los efectos que proyecta en tu mente. Lo raro es que un ejercicio así tenga tanta consistencia; debería ser mucho más disperso y distante, pero Marcus consigue que funcione. La prosa siempre es buena y las imágenes tienen cierto poder místico que resulta atractivo, siendo capaces de crear una visión cuasimitológica que se sostiene.
Esto es lo más cercano a crear cuadros lingüísticos abstractos. Cada frase un goterón en un lienzo de Pollock (también pienso en la infinitud de Opalka).
Marcus desfamiliariza, descontextualiza, modifica el lenguaje... Podríamos decir que estamos ante sousrealismo, acuñando el término para hablar de una especie de realismo subrepticio con cualidades oníricas (suena esnob, pero es que hoy me he levantado con el pecho por delante).
Leaving the Sea es el último relato y va de menos a más. Aunque aquí Marcus no plasma su estilo sousrealista, me parece magistral (crossover RuBeniano). Extiende una situación cotidiana hasta el infinito mezclando humor y emotividad con un estilo narrativo tan juguetón como impecable.
Cada relato es una ola. Diferentes alturas. Diferentes longitudes de onda. Cada párrafo es un hola.
Y lo cierto es que sólo por cómo escribe Marcus, este libro ya merece la pena. Si además tenemos en cuenta lo que propone en algunos relatos (sousrealismo) es casi obligatorio leerlo.
Y lo cierto es que sólo por cómo escribe Marcus, este libro ya merece la pena. Si además tenemos en cuenta lo que propone en algunos relatos (sousrealismo) es casi obligatorio leerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario