9 de diciembre de 2021

Maggi

La primera mano que sostuvo la mía
de Maggie O'Farrell.

Decidí leer este libro porque ganó el Costa Award de novela en 2010, dejando atrás en la lista final a Skippy Muere, un libro que traté aquí y que me pareció magnífico. Tras leer unas 120 páginas, no cabe la menor duda de que el libro de Paul Murray hace muchos más méritos que este para llevarse cualquier premio existente en la faz de la Tierra.

Maggie O'Farrell nos cuenta dos historias: la de una joven que se muda del pueblo a Londres y la de unos jóvenes que tienen su primer hijo. Ambas se desarrollan haciendo caso omiso a Mary Poppins cuando canta "a spoonful of sugar helps the medicine go down". Este libro es totalmente aséptico, medicina, jarabe, comida basura; una experiencia equiparable a comerse unos noodles instantáneos de bolsa en los pasillos de un hospital, solo, esperando un diagnóstico sombrío, degustando la tristeza a través de la luz de los tubos fluorescentes.

Falta azúcar, falta sal, falta de todo, no hay sabor. Si me dicen que lo ha escrito un ordenador, me lo creo. Los personajes no son nada interesantes, no hay incidentes memorables y los diálogos, en su mayoría, son terroríficamente malos. La gran cantidad de descripciones insustanciales tampoco ayuda. Además, no hay ninguna profundidad en el tratamiento de los temas. Chim, chimney, chim, chimney, chim, chim...

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