10 de diciembre de 2021

Necropoiesis

Necrópolis
de Boris Pahor.

Boris Pahor regresa al campo de concentración de Struthof-Natzweiler, donde estuvo encerrado, y la visita despierta en él una serie de recuerdos y reflexiones. Creo que Pahor se acerca a la experiencia de una manera tremendamente personal, lo cual es totalmente aceptable (y casi inevitable), pero en ningún momento conecté con lo que me contaba. Gran parte de la culpa la tiene el cómo.

Pahor utiliza un lenguaje tan poético que acaba diluyendo la crudeza del entorno y de los hechos que vivió. Puede que esa poetización sea un mecanismo de defensa que le permite adoptar cierta distancia para digerirlo todo mejor, pero creo que resulta contraproducente para el lector. De hecho, el propio autor se lamenta de que el turista tiene una experiencia onírica, y por tanto imprecisa, del campo de concentración, pero es exactamente lo que él genera con su lirismo. Hay una contradicción estridente entre lo sucedido y la forma de contarlo, como si Pahor pusiera más énfasis en el apartado literario o creativo del texto que en los propios acontecimientos.

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