No sé si esto se considera literatura para adolescentes o no, pero la simpleza narrativa que me encontré en las primeras 70 páginas me hace pensar que sí. A la protagonista le ocurren tres o cuatro cosas negativas seguidas y decide suicidarse, todo ello sin apenas desarrollar al personaje, lo que hace que sea imposible conectar con ella más allá de que tiene manos, ojos, boca, orejas...
Resulta que la librería de la medianoche es como una antesala a la muerte. Cada libro es una versión de lo que podría haber sido tu vida si hubieras tomado otras decisiones. Aunque la idea ya de por sí es empalagosa, Matt Haig se encarga de meterle una capita extra de dulce de leche, para que no os quedéis con ganas de azúcar en el paladar.
Obviamente, no acabé la novela. No me hizo falta avanzar demasiado entre los matojos de su prosa prepuberal para adivinar que tras cuatro o cinco posibilidades decepcionantes, al final la protagonista descubre que la vida que tenía antes de suicidarse era la mejor y que sólo le faltaba cambiar su perspectiva de las cosas.
Esta basura se llevó el premio de mejor novela de ficción de 2020 según los usuarios de la web Goodreads. Después de eso, es difícil que la fe en la humanidad como ente lector no desaparezca. Aunque siempre quedará la minoría, si no selecta, inconformista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario