Este libro tiene como subtítulo "Crónica del futuro", una decisión muy inteligente, ya que sugiere que las consecuencias de lo ocurrido en Chernóbil no se limitan al momento de la catástrofe, sino que, como afirma uno de los científicos entrevistados, "Chernóbil no ha terminado, tan solo acaba de empezar".
Svetlana Alexiévich reúne testimonios de varias personas, a cada cual más desgarrador, que de una manera u otra se han visto afectadas por la catástrofe. Es innegable que como documento histórico, Voces de Chernóbil tiene un valor incalculable. Mientras lo leía sentía que tenía en mis manos algo imperecedero, un clásico de la crónica social, algo que paradójicamente lo equipara, a efectos temporales, a los residuos radiactivos.
Sorprende el humor negro de las víctimas y la profundidad con la que algunas de ellas describen el carácter soviético y cómo bajo el socialismo el individuo tiende a quedar eclipsado por el colectivo. Además, arroja luz sobre las negligencias perpetradas y cómo las altas esferas priorizaban los intereses políticos sobre la seguridad de los ciudadanos.
En general, es una obra con buen ritmo y el contenido que se presenta está muy bien seleccionado. Quizá se eche en falta alguna fecha de vez en cuando, pero nada grave. Si esto es una crónica del futuro es porque actualmente, casi 40 años después, todavía hay territorios abandonados, todavía hay gente sufriendo los efectos de la radiación y todavía cabe la posibilidad de que haya otra catástrofe, aunque esta vez supongo que estaremos mejor preparados.
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