Si bien hay detalles interesantes, alguna frase inteligente
y algún toque de humor con chispa, el conjunto me parece muy flojo. Camina cerca
de la propuesta nocillera de Fernández Mallo, incluso la mejora ligeramente,
pero al mismo tiempo demuestra que esta forma de hacer las cosas, si no tienes nada
que decir, difícilmente llega a alguna parte. Uno de los problemas es que la mecánica del
texto se escuda en lo fragmentario para obedecer al "escribo lo que se me ocurre",
por eso todo son frases sueltas, una tras otra, que apenas tienen relación
entre sí y cuya colocación atiende a los caprichos del escritor. Otro problema
es la cantidad de paja, de reflexión vacía y de receta pseudofilosófica que nos
encontramos. Javier Moreno confía en que el lector dé por válidas unas
reflexiones en las que no se profundiza nada y que más bien son ocurrencias o falacias
que indagaciones serias sobre la naturaleza de la realidad. Vamos con la
inundación de frases: "El problema es que los seres humanos somos más de uno
pero menos de dos" (y no he manipulado el contexto, la suelta como un tortazo); "Una ciudad no es un lugar físico. Una ciudad es una
alucinación colectiva" (muy guay); "La mujer aloja un vacío en su interior, un
vacío que los hombres apenas intuimos y que sin embargo nos atrae profundamente"
(increíble insight); "El número de preguntas que uno puede formular supera al de las
respuestas que puede dar. De ahí se concluye que la vida está indisolublemente
ligada al enigma" (claramente); "mi primera paja fue involuntaria, falta de
previsión y de imágenes. Supongo que algo parecido es lo que padecen en su
acoplamiento los animales. Un asombro estúpido. Una prueba definitiva de que
hasta el orgasmo es artificio" (no hay relación entre lo planteado y la
conclusión, prueba definitiva de que la rigurosidad del texto es inexistente).
Anora
Hace 4 horas
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