Trinidad y Tobago. Un hombre que sabe leer y escribir (que
ya es mucho para el lugar y la época) empieza a hacer sus pinitos como sanador. "Sanador", es decir, no hace nada del otro mundo, pone en juego el efecto
placebo y la gente se cura por sí sola. Poco a poco irá creciendo su influencia
hasta convertirse en alguien importante. Simplificando: muestra cómo la cultura
puede ser utilizada para escalar socialmente y cómo la humildad inicial y la
buena fe del protagonista, en cuanto asoma el poder (social, económico...),
degeneran. Moraleja simplificada: tener
mucha cultura no es sinónimo de bondad o pureza, incluso puede llegar a ser
contraproducente puesto que puede ser utilizada para embaucar a los demás. Moraleja
extrasimplificada: la cultura no es algo positivo en sí mismo. Como diría la parienta: pas mal.
Solvej Balle: El volumen del tiempo II
Hace 8 horas
No hay más que ver a Heidegger; toda su genialidad intelectual le valió para hacer de títere del régimen nazi.
ResponderEliminarUn saludo.
Alguna que otra reflexión molongui también sacó... :)
EliminarObviamente, no hay que desprender de mis palabras que desprecie a Heidegger como el grande filósofo que sin duda fue. Reitero lo dicho en el contexto de lo que tú mismo expones en tu crítica. Un saludo.
Eliminar¿Y el estilo y tal?
ResponderEliminarProsa sencilla. Se deja leer bien.
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