Relatos que quieren ser diferentes, extraños, pero que se
ahogan en su propia oscuridad (demasiadas referencias y poca concreción ideológica
y argumental). Le sobra descripción arquitectónica y le falta intensidad
narrativa. Se da un aire a El hurgón mágico de Coover, pero menos sutil en el
uso de recursos metaficcionales (se comunica con el lector de forma demasiado
explícita) y menos ágil con el estilo (plomo en la pluma). Su ambigüedad, su
pseudoprofundidad y su pretenciosidad me irritan: "Porque Dios no se asoma a
nuestros pensamientos, sino a nuestros sueños" (y se queda tan ancho, sin
profundizar); "Si sabe qué es, ha leído a Joyce; si no lo sabe, ¡no lo ha
leído!" (palmadita en la espalda de su lector preferido). Supuestamente, la
clave de todo es un agujero que hay en un espejo que conecta todos los relatos,
pero luego el autor dice que también es "el agujero dentro de usted" (dentro
del amigo lector) y no explica nada. Muy ambiguo todo. Un charco de agua sucia
en el que quizás alguno pueda ver su propio reflejo y quedarse satisfecho.
Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera
Hace 1 hora
¿concreción ideológica para qué?
ResponderEliminarNo me refiero a "ideología" como una postura hacia la vida o algo así, sino a las ideas en general. Bajo mi punto de vista, son ambiguas, no hay ideas claras, falta concretar más lo que se quiere transmitir.
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