28 de julio de 2013

Humo, mucho humo

Hijos apócrifos de Víctor Balcells Matas.

Jovencito. Talento Fnac 2013. No escribe mal, tiene algún destello, buen ritmo y la prosa es potente (a pesar de...), lo que ya es mucho decir de la primera novela de un joven español en relación a lo que estamos acostumbrados a encontrar. Ahora vamos con lo negativo, que no es poco, y empaña bastante lo que podría haber sido un buen debut. El contenido es inexistente, no hay una verdad, no hay un mensaje, no aprendes nada leyendo. Para paliar esta carencia, el autor fundamenta su prosa en las apariencias y nos presenta un colorido baile de disfraces. Encontramos muchas frases vestidas de profundidad pero que en el fondo están vacías. Ejemplo #1: una pelea en la que "no hay diferencia entre el bien y el mal" por su cualidad de "masa confusa y única de golpes" refleja "la unidad indisoluble y compacta que siempre buscaron los poetas y filósofos". Se entiende lo que quiere decir, ¿y qué?, es un comentario gratuito, algo que en sí mismo no tiene profundidad, ni aporta nada al texto, pero que quiere transmitir cierto aire filosófico o de sabiduría. Ejemplo #2: "apretó el acelerador con rabia y lascivia, y el sexo debía de ser eso: un ruido que asciende, un motor inquebrantable", otra frase que no aporta nada, ni viene a cuento en ese contexto, está ahí por el efecto. Ejemplo #3: "Todo cambia pero nosotros cambiamos cada vez menos", así de gratis, sin explicar nada, para generar sensación de profundidad que en realidad no existe. Ejemplo #4 con faltas de ortografía incluidas: "La distancia entre los amigos. Una mesa con el plato de sopa hirviendo. Calor y separación, ¿No será este nuestro destino? ¿Ir apartándonos, crecer en volumen y explotar sobre un retrete?", si alguien entiende esta frase pseudofilosófica que me la explique. Pues eso, mucho maquillaje y poca magra. Luego están las frases que quieren ser cómicas y no pueden: "Adoro el tecno, es como hacer fuego con dos piedras. Yo diré que el hombre prehistórico fue el inventor del tecno", o los tres personajes que se llaman "Jean", "Paul" y "Sartre" (como el filósofo), o incluso el licor que se llama "Béla Tarr" (como el director de cine), muy intelectual y muy gracioso todo. El tema de las faltas de ortografía no me suele preocupar, pero aquí hay demasiadas (culpemos también a la editorial). Subrayar una muy gorda, "se espande" (p. 197) y otra recurrente, "quién", que  aparece con tilde varias veces cuando ésta no es necesaria. Sumemos a esto los diálogos de dudosa factura: "-Guillermo. -Qué -contestó Guillermo."; algún que otro cliché rollo buscar tesoros, encontrar un baúl, cantar victoria antes de abrirlo y descubrir que está vacío; y una de las peores, incluir fotos de forma gratuita, lo que me obligó a echarme las manos a la cabeza y empezar a dudar sobre mi capacidad para leer el libro entero, el cual leí en diagonal desde el ecuador, lo que no me impidió descubrir la previsibilidad de la trama. Hay bastantes fallos, pero veo potencial. Si se centra y asume su falta de profundidad y deja de maquillar las frases y de ser pretencioso, en un futuro puede conseguir algo interesante.

2 comentarios:

  1. Yo leí una colección de relatos de Victor llamada "YO mataré monstruos por ti" que también me pareció floja aunque con un estilo lo bastante interesante como para darle otra oportunidad. Esta he estado a un tris de comprarla (por culpa de aquella, ya digo) pero me da que voy a pasar.

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  2. Esto es como los vinos: los buenos mejoran con el tiempo y los malos se agrian.

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