30 de julio de 2013

Érase una vez Belinchón

Manual de literatura para caníbales de Rafael Reig.

Es probable que este libro tenga sus virtudes y esté bien escrito y sea original, pero no pude con él, se me atragantó desde el principio, y es una de esas veces en las que estoy seguro de que tanta culpa tengo yo como el autor (normalmente la culpa es toda del autor, porque yo lo valgo). La verdad es que esperaba algo más nítido, menos disperso, menos ficcional. Creo que un libro que intenta explicar la historia de la literatura en español no debería dar tanto espacio a tramas internas de ficción y menos si son tipo telenovela con toppings humorísticos. La idea es buena, puede haber ficción y contenido histórico, pero creo que en este caso hay demasiada dispersión, la ficción es excesiva y no está bien integrada. Llega más la ficción que el contenido. En mi opinión, los argumentos se deberían exponer con un estilo más pasivo, de hecho, el texto es más efectivo cuando el narrador adopta una posición más descriptiva y expositiva respecto a la información que quiere transmitir. Hay un desequilibrio en la narración entre lo creativo (lo que crea el autor) y lo expositivo (la información que expone). También esperaba algo más moderno. Creo que falla la forma de narrar, el léxico que se utiliza y lo que sucede en esas tramas internas, porque desprenden un tufillo a antiguo que no resulta nada atractivo para un lector más joven y más cercano a la literatura moderna. O el autor lo tenía muy claro con el tipo de lector que buscaba, o ha estado corto de miras. Si a todo esto le sumamos que no soy un gran amante de los clásicos de la literatura española... Mitad tú mitad yo, Rafa.

3 comentarios:

  1. Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con vd: lo expositivo tiene un pase, pero lo creativo da vergüenza ajena de puro malo.

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  2. Qué tonto eres, condón

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