26 de diciembre de 2025

El tenderete de Haruki

Kafka en la orilla
de Haruki Murakami.

Le di 200 páginas de mi tiempo, un buen margen para que un escritor que suena para el Nobel año tras año saque a relucir sus virtudes. El problema es que aquí no hay virtudes.

Lo primero es lo primero: usar a Kafka en el título como reclamo (incluso forzando para que sea el nombre de pila de un chaval japonés) me parece bastante cuestionable. La relación que establece el texto con Kafka es superficial.

Aquí Murakami se dedica a repartir caramelos para todos (pone sobre la mesa elementos para agradar a un rango amplio de lectores) y ni con eso es capaz de lograr algo decente.

Elementos para agradar a un rango amplio de lectores:
- Huida de casa del adolescente rebelde.
- Adolescente que se cultiva en la biblioteca.
- Misterios varios sin resolver.
- Intentos de filosofar.
- Toques oníricos.
- Etc.

No muere en la orilla porque ni siquiera sabe nadar. La
 prosa es meramente funcional, el texto está lleno de descripciones innecesarias que rompen el ritmo narrativo (si es que hay algún tipo de ritmo) y los intentos de parecer trascendente no son más que observaciones simples y superficiales.

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