3 de agosto de 2024

Mendel

Mendel el de los libros
de Stefan Zweig.

Qué voy a decir de Stefan Zweig a estas alturas... narrador soberbio. Aquí nos brinda una estupenda novela corta que derrocha amor por los libros y plantea ese choque arquetípico entre la realidad y el mundo de las palabras. Sigo con algún spoiler:

El narrador acude a Mendel para que le busque algunos libros para una investigación y descubre que tiene una memoria titánica y conoce todos los libros.

Mendel "leía con un ensimismamiento tan impresionante que desde entonces cualquier otra persona a la que yo haya visto leyendo me ha parecido siempre un profano. En Jakob Mendel [...] contemplé por primera vez, siendo joven, el vasto misterio de la concentración absoluta, que hace tanto al artista como al erudito, al verdadero sabio como al loco de remate, esa trágica felicidad y desgracia de la obsesión completa".

"Gracias a él me había acercado por vez primera al enorme misterio de que todo lo que de extraordinario y más poderoso se produce en nuestra existencia se logra sólo a través de la concentración interior".

Detienen a Mendel por enviar unas cartas supuestamente sospechosas cuyo único objetivo era pedir libros. Descubren que es ruso y los rusos en ese momento (época de la Primera Guerra Mundial) eran enemigos de Austria. Está dos años en un campo de concentración. Después sale pero ha cambiado. Ha descubierto lo dura que puede ser la realidad, nada que ver con la magia de los libros.

Al final Mendel muere y el narrador se olvida de él, pero una trabajadora del café al que iba Mendel guardó un libro para acordarse de él y el narrador dice: "Yo, en cambio, me había olvidado de Mendel el de los libros durante años. Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido".

Apuntes extra:

Zweig demuestra mucho amor por los libros, pero al mismo tiempo cuestiona su utilidad; lo hace desde diferentes ángulos: 
- Mendel se desencanta porque se da cuenta de que los libros no sirven para nada. Si él, sin ser un criminal, sólo por ser ruso, es enviado a un campo de concentración, por mucho que lea y absorba conocimientos y empatice con otros seres humanos, si los otros no lo hacen, no sirve de nada.

- Aunque no hagas nada malo, puedes acabar sufriendo por cuestiones externas que no puedes controlar. Las guerras y los conflictos no se detienen a mirar al individuo, sólo ven nacionalidades y aliados o rivales. Aquí se pone en duda sobre todo la utilidad del libro como unificador de seres humanos.

- El propio narrador que apreciaba a Mendel y los libros, se olvida de él. Aquí se cuestiona sobre todo su utilidad para defendernos del olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario