Esto parece el trabajo final de un curso de escritura creativa de un pequeño pueblo de Países Bajos que Wieringa aprobó con un suficiente raspado previo envío de (a falta de jamón ibérico) un queso Gouda Beemster de 36 meses de curación*.
Si esta hubiera sido la primera novela de un autor desconocido de cualquier país, la tinta nunca habría llegado al papel. Lo que sorprende es que esto sea la obra publicada número 13 del autor (según su página de Wikipedia en inglés). Igual es un tipo supersticioso y decidió no esforzarse demasiado en algo que numerológicamente ya nacía maldito.
*El chiste del queso es tan básico como la novela. Lo único que busco es que mis palabras hagan justicia a lo leído.
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