Rabina francesa. El elefante en la habitación: una judía hablando de la muerte en los 2020s. Subrayando la paja, esquivando la viga. Hablando del Holocausto, ignorando la Nakba y la masacre de palestinos.
La mejor reflexión del libro: "la oncología lo ratifica: las células en las que la vida se embala, las que se niegan a morir y cobran una vitalidad casi eterna, se vuelven tumorales. El exceso de vida nos condena y la muerte inhibida resulta fatal. Solo cuando la vida y la muerte se dan la mano puede continuar la historia".
El elefante en la habitación saludando: "para mí, ser 'rabina laica' significa eso mismo: recibir como una bendición el hecho de que mis creencias jamás podrán ser hegemónicas [...] Y alegrarse de que bajo el sol haya suficiente espacio libre para que cada cual recobre el aliento".
Calificaría de hipocresía el hecho de decir que todos tenemos que vivir en armonía bajo el mismo cielo sin condenar en ningún momento lo que sucede en Palestina. Sobre todo teniendo en cuenta que esta mujer judía se echa flores sobre su apertura mental y firma un libro que se centra en la muerte y sí menciona el Holocausto.
A las 100 páginas me harto, porque esto no es más que una lección insufrible de judaísmo y hebreo. Igual en otra época lo habría acabado, pero en el contexto actual, con la masacre que están llevando a cabo los judíos en Palestina, es difícil simpatizar con esto.
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