Un hombre senegalés combate con el ejército francés en la Primera Guerra Mundial.
Spoilers inevitables a continuación...
Muere un amigo del protagonista-narrador, su "más que hermano", y a partir de ese momento él busca venganza.
Se cuela por la noche entre las filas enemigas, escoge una víctima y le abre las tripas y le corta una mano.
Y se lleva la mano a la trinchera francesa.
Narración intensa.
"Mi olor es el olor de la muerte".
El protagonista es duro e implacable.
Como corta manos a los enemigos, sus compañeros piensan que está loco.
Para combatir en una guerra hay que estar loco temporalmente, pues hay que salir a luchar sin miedo a morir, pero cuando vuelves a las trincheras, no puedes estar loco, eso es tabú.
Se agradece el humor negro.
La historia sale adelante porque el personaje principal es muy potente.
"Eso es la guerra: cuando Dios va por detrás de la música de los hombres, cuando no llega a tiempo de desenredar los hilos de demasiados destinos a la vez".
"Eso es la guerra: cuando Dios va por detrás de la música de los hombres, cuando no llega a tiempo de desenredar los hilos de demasiados destinos a la vez".
Todo va bien hasta que el autor, alrededor de la página 90, decide centrarse en el pasado del protagonista y provoca que la narración pierda fuerza.
Paradójicamente, al final Diop se esfuerza en darle algo de trascendencia a la historia y lo único que consigue es confundir, ya que quedaba claro el mensaje sobre las dos caras que tienen todas las cosas (vida y muerte, blanco y negro, amor y odio, etc.).
Las primeras 90/100 páginas me parecen estupendas, pero las últimas 50/60 son flojas.
Las primeras 90/100 páginas me parecen estupendas, pero las últimas 50/60 son flojas.
Por tanto, pese a que tiene elementos remarcables y algunos destellos, me resulta difícil recomendarla como un todo.
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