Excelente ensayo histórico sobre la Nakba y la limpieza étnica que llevó (y lleva) a cabo la ocupación sionista en Palestina. A todos aquellos que pierden el tiempo leyendo comentarios en redes sociales o noticias manipuladas, les sugiero que se dediquen a leer libros serios sobre el tema. Este libro y el de Una historia contemporánea de Palestina-Israel de Jorge Ramos Tolosa (comentado aquí) son muy recomendables.
Dejo que hablen las citas y las ideas del libro:
"1948 fue el año de la Nakba (catástrofe) palestina, el desalojo de los palestinos y la desmembración y desarabización de la Palestina histórica". Pero como afirma Massad, la Nakba "sigue destruyendo Palestina y a los palestinos" y no es un "hecho histórico del pasado, sino, decididamente, la historia de nuestro presente", como todos podemos observar a día de hoy.
Los judíos, para solidificar su identidad, han extraído muchos conceptos de otras culturas y han mentido sobre aspectos clave como el de que Palestina pertenecía a los judíos. También han hundido el valor de la cultura palestina y árabe en general.
Israel presume de ser una sociedad avanzada pero es "una 'democracia para judíos' muy militarizada y un Estado de apartheid para los habitantes autóctonos de Palestina".
Hay que distinguir entre judaísmo, que es una religión, y el sionismo, que es "una ideología política y un movimiento de colonización".
"Lejos de crear un estado democrático, el sionismo, como movimiento colonial, subordina, excluye y margina por naturaleza a la comunidad palestina nativa" (Masalha parafraseando a Zureik).
Para algunos historiadores estadounidenses "Israel es un reducto de civilización occidental e ilustración, rodeado de una civilización árabe islámica atrasada", algo que también promulgan muchos líderes sionistas.
"Casi todos los proyectos de colonización europeos han usado el Pentateuco para justificar el colonialismo".
"La arqueología bíblica siempre fue indispensable para la construcción de la identidad israelo-judía y la imagen de legitimidad del estado de Israel" y "uno de los aspectos de este debate es la controversia pública sobre el uso del término 'Israel' para designar el territorio al oeste del río Jordán", esto permitió que los cristianos apoyaran "la idea de que, en cierto modo, Palestina siempre ha sido en esencia 'la tierra de Israel'". También se han encargado los judíos de eliminar todos los rastros de la identidad palestina.
Los sionistas establecen nombres judíos para los asentamientos y las aldeas con nombre árabe. Intentan que el mapa contenga más términos hebreos que árabes. Siguen el lema "reclamar dando nombre".
"La eliminación de la Palestina histórica de los mapas y la cartografía no sólo aspiraba a fortalecer el Estado recién creado sino también a consolidar el mito del 'vínculo ininterrumpido' entre los tiempos de los israelitas bíblicos y el estado moderno de Israel".
Los sionistas convierten los santuarios musulmanes en santuarios judíos y destruyen aldeas palestinas y las ocultan plantando árboles.
Antes de la Nakba, en los años 40, ya sabían que para poder asentar a todos los judíos había que expulsar a los árabes.
Los judíos llevaron a cabo un "aniquilamiento cultural", destruyendo libros y documentos palestinos.
Masalha muestra que hasta los historiadores judíos defensores del sionismo (Morris, Sternhell, Shlaim) reconocieron que los judíos expulsaron a los palestinos, es decir, "que la política sionista impuso el éxodo palestino", aunque fueron incapaces de ir un paso más allá y asumir su culpabilidad.
Es escalofriante que "la matanza de Deir Yasin del 9 de abril de 1948 fue perpetrada junto al lugar que después iba a albergar el museo del Holocausto de Jerusalén; es decir, sólo a kilómetro y medio del sitio donde se recuerda a los mártires judíos, yacen los mártires palestinos de Deir Yasin, cuyas tumbas no tienen nombre ni marca alguna".
"El programa escolar árabe en Israel [...] está ideado para 'deseducar', o despojar, a los alumnos palestinos autóctonos de los conocimientos sobre su pueblo y su historia". Y a los israelíes les educan para creer que la tierra estaba prácticamente vacía y los judíos hicieron que prosperara. Los libros de texto representan a los palestinos como asesinos, alborotadores, ladrones, sanguinarios, atrasados y holgazanes que descuidaron su tierra. Un estudio reveló que los libros de texto "conseguían infundir odio hacia los palestinos despojándoles de su naturaleza humana". Y casi todos los niños en encuestas ven a los palestinos como criminales y terroristas. "El 90% afirmaba creer que los palestinos no tenían ningún derecho sobre la 'tierra de Israel'".
Los judíos, para solidificar su identidad, han extraído muchos conceptos de otras culturas y han mentido sobre aspectos clave como el de que Palestina pertenecía a los judíos. También han hundido el valor de la cultura palestina y árabe en general.
Israel presume de ser una sociedad avanzada pero es "una 'democracia para judíos' muy militarizada y un Estado de apartheid para los habitantes autóctonos de Palestina".
Hay que distinguir entre judaísmo, que es una religión, y el sionismo, que es "una ideología política y un movimiento de colonización".
"Lejos de crear un estado democrático, el sionismo, como movimiento colonial, subordina, excluye y margina por naturaleza a la comunidad palestina nativa" (Masalha parafraseando a Zureik).
Para algunos historiadores estadounidenses "Israel es un reducto de civilización occidental e ilustración, rodeado de una civilización árabe islámica atrasada", algo que también promulgan muchos líderes sionistas.
"Casi todos los proyectos de colonización europeos han usado el Pentateuco para justificar el colonialismo".
"La arqueología bíblica siempre fue indispensable para la construcción de la identidad israelo-judía y la imagen de legitimidad del estado de Israel" y "uno de los aspectos de este debate es la controversia pública sobre el uso del término 'Israel' para designar el territorio al oeste del río Jordán", esto permitió que los cristianos apoyaran "la idea de que, en cierto modo, Palestina siempre ha sido en esencia 'la tierra de Israel'". También se han encargado los judíos de eliminar todos los rastros de la identidad palestina.
Los sionistas establecen nombres judíos para los asentamientos y las aldeas con nombre árabe. Intentan que el mapa contenga más términos hebreos que árabes. Siguen el lema "reclamar dando nombre".
"La eliminación de la Palestina histórica de los mapas y la cartografía no sólo aspiraba a fortalecer el Estado recién creado sino también a consolidar el mito del 'vínculo ininterrumpido' entre los tiempos de los israelitas bíblicos y el estado moderno de Israel".
Los sionistas convierten los santuarios musulmanes en santuarios judíos y destruyen aldeas palestinas y las ocultan plantando árboles.
Antes de la Nakba, en los años 40, ya sabían que para poder asentar a todos los judíos había que expulsar a los árabes.
Los judíos llevaron a cabo un "aniquilamiento cultural", destruyendo libros y documentos palestinos.
Masalha muestra que hasta los historiadores judíos defensores del sionismo (Morris, Sternhell, Shlaim) reconocieron que los judíos expulsaron a los palestinos, es decir, "que la política sionista impuso el éxodo palestino", aunque fueron incapaces de ir un paso más allá y asumir su culpabilidad.
Es escalofriante que "la matanza de Deir Yasin del 9 de abril de 1948 fue perpetrada junto al lugar que después iba a albergar el museo del Holocausto de Jerusalén; es decir, sólo a kilómetro y medio del sitio donde se recuerda a los mártires judíos, yacen los mártires palestinos de Deir Yasin, cuyas tumbas no tienen nombre ni marca alguna".
"El programa escolar árabe en Israel [...] está ideado para 'deseducar', o despojar, a los alumnos palestinos autóctonos de los conocimientos sobre su pueblo y su historia". Y a los israelíes les educan para creer que la tierra estaba prácticamente vacía y los judíos hicieron que prosperara. Los libros de texto representan a los palestinos como asesinos, alborotadores, ladrones, sanguinarios, atrasados y holgazanes que descuidaron su tierra. Un estudio reveló que los libros de texto "conseguían infundir odio hacia los palestinos despojándoles de su naturaleza humana". Y casi todos los niños en encuestas ven a los palestinos como criminales y terroristas. "El 90% afirmaba creer que los palestinos no tenían ningún derecho sobre la 'tierra de Israel'".
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